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Sobre la pronunciación de la -b- y la -v- en la lengua de Cerbantes

Firma de Miguel de Cerbantes Saauedra

Ricardo Soca

La letra -v- nunca tuvo en español el sonido labiodental que representa en lenguas como el francés, el inglés, el italiano o el portugués.

La primera edición del diccionario de la Academia española, que es recordado hoy como Autoridades (1726), explicaba que la letra b “imita el balido de las ovéjas” y que

pronúnciase comenzando por cerrar los labios, y haciendo después alguna fuerza, y tomando la compañía de la e, los abre para salir, por lo cual es una de las letras que llaman labiales. Tiene esta letra en nuestra lengua tan grande hermandad con la v en el modo de pronunciación que apenas se las distingue al oído.

Agrega el diccionario que ambas letras se hallan en lo escrito usadas promiscuamente.

En cuanto a la v, recordemos lo que dice don Manuel Seco en su Diccionario de uso del español: “La pronunciación de la v en español es idéntica a la de la b. Esta es una explicación moderna y coherente, ya liberada de los prejuicios que durante muchos años llevaron a los académicos a ver una diferencia fonética que en realidad nunca existió en castellano, excepto en las zonas de contacto con otras lenguas.

Las maestras de primeras letras suelen enseñar a los niños que la -v- se pronuncia como labiodental. Se trata apenas de una estrategia didáctica para que los alumnos aprendan la diferencia ortográfica entre ambas letras. Y jamás les explican que en la vida real representan un mismo fonema.

Según Gregorio Salvador y Juan Ramón Lodares, en su Historia de las letras, la diferenciación entre estas dos consonantes, que durante algún tiempo hizo la Academia, sería expresión de un “fetichismo” heredado de la tradición latina. En los documentos escritos en romance o en español más antiguo, se encuentran grafías como auia, que representaban lo que hoy escribimos y vocalizamos “había”. A pesar de la diferente grafía, la pronunciación era la misma.

Para los romanos, en cambio, ambas letras eran diferentes, pero en otro sentido: la v se confundía con la vocal u, y tenía el mismo sonido que hoy representamos gráficamente con la u. La famosa frase de Julio César veni, vidi, vici ‘llegué, vi y vencí’, en el latín clásico era pronunciada /ueni, uidi, uiki/. Y durante muchos años, la letra -u- representó el fonema /b/.

La identificación entre los sonidos de ambas consonantes era tan marcada, que muchos autores las usaban indistintamente, como verificamos en la firma de Cervantes, quien, además, usaba la u para representar el fonema /b/ en Saauedra.

La uve no se llamó siempre así; en el siglo XVIII era la “u de corazoncillo” o también “ve de vaca”, “ve chiquita”, “ve corta”. En realidad, el nombre “uve”, apareció por primera vez en 1947, tal vez como contracción de “u [que hace el trabajo de] ve”, hipotetizan Salvador y Lodares.

Fuentes:

LAPESA, Rafael. Historia de la lengua española. Madrid: Gredos (1980)

REAL ACADEMIA ESPAÑOLA. Diccionario de autoridades (1726, en línea).

SALVADOR, Gregorio y LODARES, Juan Ramón. Historia de las letras. Madrid: Gran Austral. 2008.