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Rodríguez Adrados: defensa del español

El académico español Francisco Rodríguez Adrados, sabio vitalista salmantino –un hombre identificado con la defensa a ultranza del idioma español– reivindicó recientemente en Brasil la necesidad de «consolidar los elementos comunes que fortalecen y dan realidad al conjunto de tierras y gentes que forman España», tras recibir el doctorado Honoris Causa por la Universidad de Sao Paulo (USP).

ABC

Una de la señas de identidad de Francisco Rodríguez Adrados, sabio vitalista salmantino, es la defensa numantina, a ultranza, indestructible, del idioma español, y de lo español. Así, el pasado jueves, reivindicó la necesidad de «consolidar los elementos comunes que fortalecen y dan realidad al conjunto de tierras y gentes que forman España», tras recibir el doctorado Honoris Causa por la Universidad San Pablo CEU. Ese mismo día, Rodríguez Adrados, trabajador incansable, presentaba su libro Hombre, política y sociedad en nuestro mundo (Espasa), que contiene muchos de sus artículos publicados en ABC, y en el que glosa el mundo infinito de lo humano. El hombre y su circunstancia individual, colectiva, política...

...Y lingüística. Porque la defensa del español es el emblema de Francisco Rodríguez Adrados, quien se adhiere sin ningún género de dudas al Manifiesto del castellano: «Yo he hablado de eso durante mucho tiempo y antes que esos señores del Manifiesto. Naturalmente que sí les apoyo», declara a ABC. Adrados fue quien presentó una propuesta al Pleno de la Real Academia Española (RAE) -de la que ayer daba cuenta ABC- para que la Docta Casa se dirigiera al Gobierno pidiéndole que inste «a los Gobiernos Autonómicos a hacer el máximo esfuerzo para mantener, en su legislación y otras actuaciones, el carácter del español como lengua común y oficial de España». Pero la RAE -cuya misión principal, según el artículo primero de sus Estatutos, es «velar porque los cambios que experimente la Lengua Española en su constante adaptación a las necesidades de sus hablantes no quiebren la esencial unidad que mantiene en todo el ámbito hispánico»- ha aplazado la propuesta hasta después de verano. No hubo quórum, se dijo.

La Constitución, vulnerada

Rodríguez Adrados viene sosteniendo lo que postula el manifiesto del castellano desde tiempo inmemorial: «Y he criticado a todos los Gobiernos españoles, desde el primero al último, que nunca han defendido la Constitución española. Eso de que «es la lengua oficial»... ¡no sólo oficial!, es la lengua común. Es la que mamamos y la que nos une, y la que hablan todos, hasta incluso los separatistas. Es verdaderamente vergonzoso que el idioma español no sirva ni para hacer oposiciones a barrendero». Lamenta el profesor Adrados que muchos que deberían haber hablado no lo hayan hecho aún: «Cuando la Real Academia se quejó de este asunto ante Felipe González, él dijo más o menos que también estaba muy preocupado, pero ninguno se atrevió a aplicar los remedios. La Constitución dice, por ejemplo, que se permiten las asociaciones, partidos, etc... con tal de que respeten a la Constitución. Bueno, pues no respetan a la Constitución quienes ponen en dificultades el uso de la lengua española. La Constitución está vulnerada desde el primer día».

Denuncia asimismo Rodríguez Adrados que «todos los Gobiernos han mirado a otro lado por miedo a que las cosas se pongan más envenenadas. Pero el asunto en vez de suavizarse se ha ido poniendo cada vez peor, y yo creo que ya sería el momento de reflexionar sobre ello. Porque, además, nunca ha habido problemas entre las lenguas de España. No son más que maniobras políticas al final de tipo separatista». Y concluye, tajante, el sabio: «Todos los Gobiernos han desatendido al idioma español, y han despreciado nuestra lengua. Y están rebajando los niveles universitarios».

La libertad, amenazada

Adrados confiesa que no está adscrito a ninguna ideología concreta, y así explica la idea de su libro «Hombre, política y sociedad en nuestro mundo»: «No lo he escrito ni para elogiar ni para atacar a nadie. Todos los textos reflejan un pensamiento humanista que intenta descifrar claves, iluminar constantes, sin prejuicios doctrinales: Hablo de la felicidad, de la esperanza, del amor, del hombre, de sus condicionamientos en cuanto inserto en la vida colectiva, social, política. El hombre como individuo está realmente muy dominado por su ambiente, por el poder dentro del cual vive... A veces se somete totalmente, aunque hay excepciones: individuos que luchan y así en los regímenes más opresivos sale el individuo libre. Pero no se puede maldecir el poder, porque el hombre siempre tiene que estar encarnado en algo que le protege, le ayuda, le coacciona».

Adrados glosa la palabra libertad, que «siempre ha estado amenazada -advierte-. El hombre es un ser social y no puede hacer todo lo que le viene en gana, sino atender a ciertos límites. En algunos ámbitos ha crecido -se puede hablar y decir cosas que antes no se podían mencionar-, pero en otra estamos siempre coartados. Tenemos la censura y la autocensura, porque sabemos que si decimos todo lo que pensamos nos puede traer malas consecuencias».