Etimología - El origen de la palabra: recordar
Los antiguos creían que los sentimientos residían en el corazón. Para Aristóteles, el corazón era el órgano fundamental del organismo humano, y el cerebro, apenas un mero coadyuvante. En esa época se creía que la memoria estaba alojada en el corazón; de ahí que los romanos emplearan la palabra recordari, derivada de cor 'corazón', que llegó a nuestra lengua como recordar. En el portugués contemporáneo, saber una cosa de memoria es conocerla de cor (etimológicamente, 'del corazón'), así como en francés par coeur o inglés, by heart.
Si los sentimientos se alojaban en el corazón, nada más natural que, cuando dos personas se ponen de acuerdo, digamos que concuerdan o que acuerdan, con lo que el corazón ya está presente otra vez (del latín vulgar accordare). Y si no se ponen de acuerdo, decimos que discordan. En el español antiguo -y en muchas regiones, en el contemporáneo- acordar o recordar significaban 'despertarse, volver en sí después del sueño'.
Estos textos ha sido extraídos de los libros de Ricardo Soca La fascinante historia de las palabras, Nuevas fascinantes historias de las palabras, El origen de las palabras e inéditos.
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