Etimología - El origen de la palabra: cliente
En la muy estratificada sociedad romana, cliens, clientis era aquel que estaba bajo la protección o la tutela de otro, a quien escuchaba, seguía y obedecía, generalmente un señor.
Este sentido ha cambiado en el castellano moderno: el comerciante, el banquero, el profesional universitario no ven en el cliente a alguien que les obedece humildemente, sino a una persona que los favorece porque paga sus mercaderías o servicios.
Sin embargo, la antigua denotación romana se mantiene aún hoy en la ciencia política, en cuyo marco se llama clientes a los ciudadanos que acuden a los políticos en busca de favores, y política clientelista, a la que se basa en ese tipo de relación corrupta, en la que el político presta favores −empleos, ascensos, jubilaciones− a cambio de votos; llamamos a ese tipo de relación clientelismo, una actividad que está muy desprestigiada pero que se sigue practicando.
Finalmente, llamamos cliente a aquel que recurre habitualmente a los servicios de un determinado comercio, o servicio, incluso el de una prostituta.
Estos textos ha sido extraídos de los libros de Ricardo Soca La fascinante historia de las palabras, Nuevas fascinantes historias de las palabras, El origen de las palabras e inéditos.
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