Aumentativos

La formación de los aumentativos se realiza mediante la adición de un sufijo aumentativo al sustantivo. Los sufijos aumentativos más comunes son: -ote, -ota; -ón, -ona; -azo, -aza: perrote, casona, besazo; también, con menor frecuencia de uso: -udo, -uda: huesudo, confianzuda, peludo; y las formas coloquiales bastante extendidas -zote, -zota: jefezote, directorzota. Obsérvese que en ocasiones estos aumentativos entrañan un concepto despectivo: mandón, mandona; matón, matona; fisgón, fisgona. Asimismo es importante agregar que dependiendo del sufijo utilizado, la palabra derivada adquiere un significado diferente al estrictamente aumentativo, caso en el cual el sustantivo aumentativo es registrado con una entrada aparte en el diccionario. Por ejemplo: zapatazo es un golpe dado con un zapato (figura en el diccionario), pero zapatote y zapatón (palabras no registradas en el diccionario) se refieren a un zapato grande. Tenga también en cuenta que el uso de uno u otro sufijo aumentativo para un mismo sustantivo varía con la región: -ote, -ota son más comunes en Hispanoamérica, y -azo, -aza, en España. De los aumentativos que usted presenta, todos están bien escritos, salvo *mochilasa que debe escribirse con -z: mochilaza, alternativamente mochilota, mochilona. Zapatazo, camaza, camota y telefonazo poseen significados diferentes del propio aumentativo, es decir, diferentes de zapato grande, cama grande y teléfono grande (significados que puede consultar en www.rae.es). Cuando se trata de adjetivos, el sufijo principal es –ísimo, y en ese caso se habla de superlativos.