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Los vocablos de los deportes de playa

Las costas ya no son sólo el territorio para la pesca, la vela, el remo, la natación o el surf. En las playas de los océanos Atlántico y Pacífico y de diversos mares de Iberoamérica han desembarcado nuevos términos y actividades deportivas que popularizan deportes, permiten su práctica en zonas con pocos medios materiales, animan las actividades lúdicas en las vacaciones y atraen las actividades con fines comerciales y publicitarios. Y con ellos se sigue enriqueciendo el idioma de los deportes.

Las costas ya no son sólo el territorio para la pesca, la vela, el remo, la natación o el surf. En las playas de los océanos Atlántico y Pacífico y de diversos mares de Iberoamérica han desembarcado nuevos términos y actividades deportivas que popularizan deportes, permiten su práctica en zonas con pocos medios materiales, animan las actividades lúdicas en las vacaciones y atraen las actividades con fines comerciales y publicitarios.

La cancha de arena
En la actualidad, varias federaciones deportivas han desarrollado reglamentos y competiciones para nuevas especialidades que se celebran en los arenales de las costas. Es el caso de: fútbol-playa, lucha-playa, rugbi-playa, tenis-playa y vóley-playa.

En el fútbol-playa, dos equipos de cinco jugadores disputan el partido en un campo de treinta y seis por veintisiete metros que es de arena lisa y está delimitado por cintas de color azul. Aunque se extiende por toda Iberomérica, siempre se destaca la espectacularidad que alcanza en Brasil, con especial mención para los campeonatos en la playa de Copacabana en Río de Janeiro.

La lucha-playa fue impulsada por la Federación Internacional de Lucha en 2004 durante el Congreso Mundial que se celebró en Atenas durante los Juegos Olímpicos. Es frecuente ver esta especialidad en el Caribe y Centroamérica y en su difusión ha ocupado un lugar destacado Venezuela.

El rugbi-playa o rugby playa es jugado por dos equipos de siete jugadores en una superficie de treinta y cinco por veinte metros, con partidos que se dividen en dos partes de nueve minutos. Aparece en Iberoamérica en el último decenio del siglo XX y alcanza gran éxito en las costas españolas de los mares Cantábrico y Mediterráneo, registrándose el primer torneo en la localidad alicantina de Denia.

El tenis-playa se viene practicando en Rimini (Italia) desde 1978 y en América desde 2000 se ha extendido desde Aruba en la versión de partidos por parejas en una pista de dieciséis por ocho metros de largo y en los que se usa una raqueta cuyas medidas máximas son cincuenta centímetros de largo, veintiséis de ancho y 38 milímetros de grosor de perfil.

El vóley-playa (también llamado voleibol de playa, voleibol playero o vóley playero), reúne a dos equipos de dos jugadores en un campo de dieciocho por nueve metros, delimitado por cintas flexibles fijadas en la arena. Aunque sus primeras referencias lo sitúan en Uruguay y Hawai, su organización y competición se realiza en Estados Unidos desde 1930 y 1947. Fue deporte de demostración en los Juegos Olímpicos de 1992 y se incorporó al programa oficial de los Juegos Olímpicos de verano en la edición que se disputó en Atlanta en 1996.

Algunas curiosidades

Esta aplicación de la fantasía para convertir la playa en una cancha para la competición también ha generado algunas curiosidades en España como el torneo de tenis playa de Luanco en Asturias y el "bossaball" en Andalucía.

En los inicios de los años setenta del siglo XX, los retales de redes de pesca colgados en unos listones de madera, la realización de unos surcos sobre la arena para delimitar un campo y una escalera de tijera como improvisada silla para el juez árbitro, sirvieron para dar inicio a la disputa de un torneo de tenis tradicional en una superficie singular: la playa de La Ribera (www.tenisplaya.com).

Actualmente, el torneo se denomina "Trofeo Juan Avendaño" en reconocimiento al tenista que fue dos veces campeón de la Copa Davis como técnico federativo en 2000 y 2004. En él han participado grandes tenistas europeos e iberoamericanos como el argentino Guillermo Cañas o los españoles Alex Corretja, Carlos Moyá, Juan Carlos Ferrero… y llama la atención el horario nocturno en que se celebra la competición, aprovechando la bajamar, ya que durante el día la cancha se encuentra sumergida bajo las aguas de la marea alta del mar Cantábrico.

Desde septiembre de 2005, llegó a Andalucía una actividad que surgió entre la roca de Gibraltar y el puerto de Amberes: el "bossaball" (www.bossaball.com), que combina fútbol, voleibol, gimnasia y capoeira en un terreno de colchones hinchables y camas elásticas que está dividido en dos campos por una red. En él compiten dos equipos que pueden dar hasta ocho toques seguidos para poder pasar el balón al campo contrario.

Su nombre mezcla el estilo musical brasileño de la "Bossa nova" y el "ball" para hacer referencia a la pelota que se pone en juego e intenta sintetizar la práctica del deporte en las playas brasileñas con la vivencia apasionada de los aficionados mientras escuchan música de fondo.

 

La fantasía en movimiento

En resumen, en estos tiempos de "turismo activo" para el consumo de experiencias masivas inolvidables, el descubrimiento de nuevos sitios o el encuentro con lugares soñados, se acabó el descanso en la tumbona. La playa se configura como la cancha para las emociones, la magia y la fantasía de los cuerpos en movimiento.