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Los hispanos en Nueva York (II)

En esta segunda nota sobre el español en Nueva York, el sociolingüista español José del Valle historia la presencia de la población hispana en esa ciudad y analiza el uso del lenguaje por parte de los medios hispanos locales

La presencia hispana en Nueva York (II)
Por José del Valle 1
(Pulsar aquí para leer la primera parte de este artículo).

Los hispanos en Nueva York

La presencia de población hispana en Nueva York se remonta a los principios del siglo XIX y se debe en gran medida al abundante comercio entre la isla caribeña de Puerto Rico y los Estados Unidos (Hoffman 1971). A pesar de la prohibición que España imponía a sus colonias de comerciar con otras naciones, se calcula que en la tercera década del ochocientos Puerto Rico realizaba la cuarta parte de sus transacciones comerciales con el vecino norteamericano. Hacia finales de siglo, exiliados políticos de la isla y revolucionarios antiespañoles se sumaron a la ya existente, aunque escasa, población hispana.
A principios del siglo xx, la población puertorriqueña se concentraba en una zona del condado de Brooklyn llamada Brooklyn Navy Yard (Zentella 1997:168). Años más tarde, en 1917, la concesión de la ciudadanía estadounidense a los puertorriqueños vendría a intensificar la inmigración de esta comunidad. Pero sería después de la segunda guerra mundial, con la creciente demanda de mano de obra en los Estados Unidos unida a la precaria situación económica de la isla, cuando se habría de producir la llegada en masa de puertorriqueños a Nueva York. El período de mayor intensidad fue la década de los cincuenta, período en que se calcula que la inmigración procedente de la isla llegaba a una media de unas cuarenta y dos mil personas al año. En la actualidad, los hispanos neoyorquinos de origen puertorriqueño se acercan al millón (896.763 según los datos proporcionados por el censo de 1990).

A lo largo de la segunda mitad del siglo xx, las comunidades puertorriqueñas se han ido extendiendo por la práctica totalidad de los barrios de la ciudad, si bien merece la pena destacar por su prominencia los tradicionales y bien conocidos enclaves de la sección Este de Harlem (conocida popularmente como El Barrio) y el Sur del Bronx. Según hace constar Zentella (1997:169), a finales de los ochenta había once barrios neoyorquinos en los que los hispanos de origen puertorriqueño superaban el 20 % de la población. Estos barrios son: Mott Haven/Hunts Point, University Heights/Fordham, Soundview/Parkchester, Highbridge/Grand Concourse y Kingsbridge Heights/Moshulu en el Bronx; la sección Este de Harlem y el Lower East Side/Chinatown en Manhattan; y Bushwick, Sunset Park, Williamsburg/Greenpoint y East New York/Starrett City en Brooklyn.

El segundo grupo hispano en importancia numérica es el de los dominicanos, quienes, según el censo de 1990, ascendían a 332.713. Al igual que en el caso de los puertorriqueños, los dominicanos se han extendido por toda la ciudad —aunque en menor medida por su más reciente y menos voluminosa inmigración—. Sin embargo, la inmensa mayoría de la población de origen dominicano se ha ido concentrando a partir de los años sesenta en el Alto Manhattan, concretamente, en los barrios de Washington Heights e Inwood, habiéndose extendido incluso por la sección adyacente del Bronx (University Heights/Fordham). Washington Heights, zona en la que hasta los años sesenta residían inmigrantes irlandeses y judíos, es en la actualidad un barrio de incuestionable sabor hispano situado al norte de la calle 155 y flanqueado a Oeste y Este por los ríos Hudson y Harlem respectivamente (García et al. 1988).

Los hispanos de origen colombiano (que según el censo de 1990 ascendían a 84.454) han tendido a concentrarse en el barrio de Jackson Heights, en el condado de Queens. Desde el período inmediatamente posterior a la primera guerra mundial, Jackson Heights ha visto la llegada de diversas olas de inmigración colombiana, lo cual le ha valido recibir, en la cultura popular, el nombre de Pequeña Colombia o Chapinero (en referencia a una barriada bogotana).

El resto de los hispanos se encuentran por toda la ciudad, más o menos concentrados, pero sin llegar a constituir una barriada con carácter étnico definido. El cuadro 2 presenta el número de hispanos de distintos orígenes y el porcentaje que representan con respecto al total de la población hispana neoyorquina.

Cuadro 2


Origen
Número Porcentaje
Total hispanos 1.783.511 100%
Puertorriqueños 896.763 50,3
Dominicanos 332.713 18,7
Colombianos 84.454 4,7
Ecuatorianos 78.444 4,4
Mexicanos 61.722 3,5
Cubanos 56.041 3,1
Salvadoreños 23.926 1,3
Peruanos 23.257 1,3
Panameños 22.707 1,3
Hondureños 22.167 1,2
Españoles 20.148 1,1
Guatemaltecos 15.765 0,9
Argentinos 13.934 0,8
Nicaragüenses 9.660 0,5
Costarricenses 6.920 0,4
Chilenos 6.721 0,4
Venezolanos 4.172 0,2
Bolivianos 3.465 0,2
Uruguayos 3.233 0,2

 

(Fuente: Zentella 1997:171)


Los hispanos y el español en los medios de comunicación neoyorquinos

La presencia de medios de comunicación en español refleja la importancia relativa de la población hispana en la ciudad. En Nueva York se pueden comprar más de veinte diarios en español, de los cuales dos se editan localmente: El Diario/La Prensa, con una tirada diaria de unos sesenta mil ejemplares, y Noticias del Mundo, con una tirada que ronda los veintiocho mil ejemplares. Junto a estos dos periódicos neoyorquinos, se debe mencionar El Nacional de la República Dominicana, que tira una edición especial de unas veinticinco mil copias para esta ciudad. Además, se pueden encontrar en los kioscos locales otros periódicos de la República Dominicana, así como diarios que llegan desde Puerto Rico, Colombia, Ecuador, Honduras, Guatemala, El Salvador y Costa Rica (Zentella 1997:181-186).

Como señala Zentella, los editores de la prensa hispana neoyorquina se esfuerzan por neutralizar el carácter regional o nacional de la variedad lingüística que utilizan, si bien, cuando se hace necesario escoger, se tiende a dar preferencia a los usos caribeños y en particular a los puertorriqueños. Aunque la prensa hispana neoyorquina tiende también a evitar el uso de anglicismos o de palabras en inglés, los redactores y editores no pueden ignorar el hecho de que sus lectores, habituados a seguir ciertos temas en esta lengua, pueden en ocasiones no conocer el término en español.

Además de la prensa escrita en español, hay en Nueva York cuatro emisoras de radio con programación en esta lengua, de las cuales dos (La Mega y Radio WADO) se encuentran entre las de mayor audiencia de la ciudad. Las variedades del español que en la radio se escuchan oscilan entre los estilos más formales, menos teñidos de regionalismos, de los programas de noticias, y los más espontáneos, con mayor presencia de rasgos propios del dialecto del locutor, de los programas musicales.

La televisión en español llega a Nueva York igual que al resto de las comunidades estadounidenses con población hispana: a través de Univisión y Telemundo, ambas de difusión general, y de Galavisión, que transmite por cable.

(continuará)
1 Este artículo forma parte de un trabajo de José Delvalle titulado Tendencias del español de Nueva York, ya publicado en la revista Quimera, que entregaremos en cuatro capítulos.