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La Nueva Gramática española

La Nueva Gramática de América que probablemente verá la luz entre finales de 2008 y comienzos de 2009, ya es considerada por los miembros de la Real Academia Española (RAE) como un hito en la historia del estudio de la lengua castellana que, hoy día, es utilizada por unos 400 millones de usuarios nativos, según el último censo (2007) realizado por la entidad.

La Nueva Gramática de América que probablemente verá la luz entre finales de 2008 y comienzos de 2009, ya es considerada por los miembros de la Real Academia Española (RAE) como un hito en la historia del estudio de la lengua castellana que, hoy día, es utilizada por unos 400 millones de usuarios nativos, según el último censo (2007) realizado por la entidad.

Este texto, que vendrá a reemplazar la obsoleta edición elaborada en 1931 —la cual sufrió unas leves actualizaciones en 1973— contendrá en su versión completa más de 2.500 páginas y, en su forma abreviada de tipo manual, tendrá 600 páginas aproximadamente.

Según el catedrático de lengua española de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), Fernando Lázaro Mora, por primera vez en la historia la RAE decidió convocar a las veintidós academias establecidas en el mundo para la realización de este texto.

Explica que al involucrar a todas las academias de Iberoamérica, España, Estados Unidos y Filipinas, se logra reflejar en un texto lo que nunca antes se había hecho: recoger y plasmar las diferentes formas en que se habla y se entiende el español en el mundo entero.

Lázaro Mora argumenta que no ha sido fácil llegar a consensos. Pero el resultado final después de más de diez años de discusión, análisis y acuerdos ha sido sorprendente porque se logra aclarar casi 88 años de dudas sobre el lenguaje español, desde sus perspectivas de sintaxis, fonética, morfología, fonología, normativa y matiz.

Por su parte, el académico de la RAE Ignacio Bosque, quien planeó la elaboración de la nueva gramática, confesó que no hay trampas en este "tan esperado texto" porque no se le ha permitido a los actuales guardianes de la lengua incurrir, en la que era considerada una práctica común entre sus antecesores, la de "archivar cualquier detalle gramatical que se vislumbrara como un problema difícil de resolver".

Por esto, Bosque se atreve a asegurar que la nueva biblia del español no tendrá nada que ver con aquellos textos que se creaban con bases tradicionales, siendo al final, poco descriptivos y rudimentarios; más bien, se trata de una herramienta cons-truida con una nueva metodología que incorpora innumerables hallazgos encontrados sobre el castellano universal.