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La Asociación de Academias de la Lengua Española: dependencia estructural y herencia neocolonial

Sede de la Real Academia Española (y de Asale)

Ricardo Soca

La Asociación de Academias de la Lengua Española (Asale) se presenta oficialmente como una entidad que agrupa a las veintitrés academias de la lengua española, con el propósito de preservar la unidad del idioma en su diversidad. Sin embargo, un examen más detenido de su estructura institucional, su historia y su funcionamiento revela que Asale carece de verdadera autonomía y de una identidad propia. Más que una federación de iguales, esta asociación funciona como un apéndice de la Real Academia Española (RAE), heredera del poder cultural que España ejerció durante la colonización de América. Su dependencia jurídica, simbólica y operativa respecto a la RAE perpetúa, en el ámbito lingüístico, una forma de subordinación neocolonial que contradice los principios de soberanía cultural de los países hispanoamericanos.

La primera academia formada a partir de esta iniciativa española fue la colombiana (1871), seguida por la de Ecuador (1874), México (1875); la de El Salvador (1876); la de Venezuela (1876), la de Chile (1886) y, en 1887, las de Perú y Guatemala.

Por esos años, las academias se formaban de acuerdo con normas que les eran impartidas desde Madrid. En la Argentina las cosas no corrieron con tanta fluidez para las intenciones de la RAE, que ya había designado como académicos correspondientes a tres intelectuales: Juan María Gutiérrez, Juan Bautista Alberdi y Vicente Fidel López. Gutiérrez, rector de la Universidad de Buenos Aires, rechazó el diploma expedido por la RAE, rompiendo los planes de la docta casa, que ya lo había designado para integrar la comisión encargada de revisar la edición de 1884 del diccionario. Otro académico reacio a subordinarse a la corporación madrileña fue Juan Bautista Alberdi, aunque Zamora Vicente (Ibid.) afirma que su segundo viaje a España moldeó su actitud y sus ideas. En Uruguay, la Academia Nacional de Letras fue creada por iniciativa de intelectuales locales y posteriormente reconocida por Madrid.

Asale fue creada en 1951, en el contexto del Primer Congreso de Academias de la Lengua Española celebrado en México, con la ausencia de la RAE, cuyos representantes no pudieron concurrir, impedidos por la dictadura franquista. El objetivo declarado era coordinar el trabajo de las distintas academias nacionales y garantizar la unidad del español, respetando las particularidades lingüísticas de cada país. A pesar de la ausencia de los delegados peninsulares, desde su fundación, la asociación quedó subordinada a la Real Academia Española, tanto en lo simbólico, como en lo administrativo.

Esta subordinación se encuentra codificada en los propios estatutos de la entidad, que establecen que su presidente es, por derecho, el director de la RAE, y su tesorero, un miembro de número de la matriz madrileña. Dicha disposición elimina de raíz cualquier posibilidad de liderazgo independiente por parte de las academias americanas. No existe rotación democrática en la presidencia, ni elección entre iguales: el poder se concentra en la institución española.

La Real Academia Española, fundada en 1713 bajo el patrocinio del rey Felipe IV, fue desde sus inicios una institución ligada al poder monárquico y al proyecto imperial español. Su lema, “Limpia, fija y da esplendor”, sintetiza una concepción normativa y centralista del lenguaje: el español debía mantenerse puro, uniforme y sujeto a una autoridad central. Cuando en el siglo XIX y XX surgieron las academias americanas, su creación no implicó una ruptura con la RAE, sino una extensión de su influencia.

La prominencia de España en la composición y funcionamiento de su órgano sus congresos —realizados bajo la presidencia de honor del rey de España, que pronuncia el discurso de apertura, y del primer mandatario del país anfitrión— y regidos por el director de la Real Academia Española, secundado por el secretario general. La intención que parece estar por detrás de estos rituales dieciochescos es la misma que dio lugar en los siglos XIX y XX al “hispanoamericanismo”: fortalecer la noción de que la cultura hispánica posee una jerarquía interna en la que España ocupa una posición hegemónica” (Del Valle-Stheeman 2004:24). De hecho, el Ministerio de Asuntos Exteriores de ese país es el depositario de los convenios firmados por los países miembros de la Asale, tales como el Acuerdo de Cartagena de Indias. La cancillería española también se encarga de notificar estos convenios y acuerdos de los veintidós países ante la Secretaría General de las Naciones Unidos.

Veamos lo que nos el académico Alonso Zamora Vicente (1916-2006), en su obra La Real Academia Española (1999), patrocinada por la propia RAE:

La Academia madrileña se propone realizar fácilmente lo que para las armas y la diplomacia es ya completamente imposible: hacer reanudar los vínculos violentamente rotos, vínculos de fraternidad entre americanos y españoles, restablecer la comunidad de gloria literaria y oponer un dique poderosísimo a la invasión del espíritu anglosajón.

La fundación de la Asale, lejos de democratizar la gestión del idioma, consolidó este modelo jerárquico. Las academias latinoamericanas no adquirieron voz decisiva en la definición del español “panhispánico”, sino un papel consultivo dentro de un marco ya definido por la RAE. Las decisiones sobre ortografía, gramática y léxico se discuten colectivamente, pero la última palabra la conserva la institución madrileña (Lara, 2019).

Un rasgo especialmente problemático del funcionamiento de la Asale es la presidencia honoraria de los congresos por parte del rey de España. En cada Congreso Internacional de la Lengua Española, el monarca español ocupa el lugar central de honor, acompañado por el director de la RAE. Este gesto, aparentemente protocolar, tiene una profunda carga simbólica: sugiere que el español, aunque sea lengua común de decenas de naciones soberanas, sigue teniendo un “dueño” histórico y político en la monarquía española (Del Valle, 2017).

En el artículo 2º de los estatutos de 1951, se establece claramente el papel subordinado que cabría a las academias americanas:

Art. 2o. Las Academias Correspondientes de la Real Academia Española reconocen que esta[1] es, por derecho propio, la llamada[2] a dirigir esta labor colectiva de defensa y promoción del idioma castellano.

Resulta incongruente que los países latinoamericanos, con sus propios Estados, culturas y academias, acepten sin cuestionamiento que el jefe de Estado de otro país, el rey de España, presida los congresos dedicados a un idioma que también les pertenece. Este acto protocolar reafirma la idea de una jerarquía lingüística y cultural en la que España ocupa la cúspide.

La falta de independencia de esta asociación no se limita al plano simbólico: también se manifiesta en su dependencia económica. La asociación carece de autonomía financiera suficiente y depende en gran medida del apoyo institucional y presupuestario del Estado español, a través del Ministerio de Asuntos Exteriores y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID, 2022). Esta relación condiciona inevitablemente las decisiones y la orientación del trabajo académico y editorial de Asale.

El discurso de la “unidad del español” que la asociación promueve encubre una ideología de homogeneización cultural (Del Valle, 2017), que favorece los intereses de las multinacionales con matriz en España. Se celebra la “variedad” lingüística, pero siempre dentro de los límites de una norma definida en Madrid. Las innovaciones léxicas o gramaticales de América Latina se integran solo cuando no amenazan la centralidad del modelo peninsular. Así, la política lingüística de Asale reproduce una visión centrípeta, en la que España continúa siendo la fuente de legitimidad lingüística.
El concepto de “panhispanismo lingüístico”, promovido tanto por la RAE como por la ASALE, se presenta como un proyecto de cooperación fraterna, en plano de igualdad, entre los pueblos hispanohablantes. Sin embargo, en la práctica, este ideal funciona como una estrategia neocolonial. Bajo la apariencia de colaboración y consenso, el panhispanismo mantiene la centralidad simbólica y política de España en la definición del idioma (González, 2020).

El portal de Asale en la internet

Asale tiene una página en la internet asale.orgque está hospedada en el servidor de rae.es, que pertenece a la Real Academia Española. El dominio (nombre en la internet) asale.org, por su parte, fue registrado a nombre de Octavio Pinillos, funcionario de la RAE, con correo electrónico pinillos@rae.es y, como administradora de asale.org, figura la entonces gerente de la Academia Española, Montserrat Sendagorta Gomendio[E1] .

A casi tres cuartos de siglo de su fundación, la Asale no ha logrado construir una identidad institucional propia ni un proyecto autónomo. Su imagen pública está invariablemente ligada a la RAE; su página web, sus publicaciones y su agenda coinciden con las de la academia española. No cuenta con una sede independiente ni con un liderazgo rotativo que simbolice la igualdad de las academias.

Para que el español sea verdaderamente una lengua compartida, las academias de América deberán reclamar su autonomía y redefinir la asociación desde la igualdad (Lara, 2019).

En las actividades de Asale, se advierte un especial cuidado por que el secretario general aparezca como principal figurante en las actividades de la asociación; en los prólogos y preámbulos se conceden generosos reconocimientos a académicos americanos y se destaca con énfasis la colaboración de las academias “hermanas”. Esta longanimidad retórica se advierte también en el texto de los estatutos de 2007, de los que se retiró el reconocimiento explícito del papel rector de la RAE, que figuraba en los de 1951, con lo que, para el lector menos atento, las academias americanas parecen quedar en el mismo plano que la española. Tal cuidado por el reconocimiento formal a las “hermanas” es coherente con el viraje discursivo del panhispanismo, mediante el cual la Academia Española pretende a) abandonar su tradicional postura purista, prescriptivista y eurocéntrica y reemplazarla por un cierto grado de descriptivismo; b) una definición del carácter pluricéntrico de la norma y c) el cultivo de la representación del español como “lengua mulata”.

Esta definición del carácter pluricéntrico de la norma supone la existencia de varios centros de referencia, es decir, de varios estándares, lo que se contradice con “la muy notable cohesión” a que se hace referencia en el prólogo de la Nueva Gramática o a la “sorprendente unidad del español” que se menciona invariablemente en los CILE.

El propósito de este proceder parece ser el de mantener con firmeza las riendas de la normativa de la lengua, asegurándose el poder que siempre tuvo o aun incrementándolo, pero fortaleciendo al mismo tiempo la representación de un trabajo conjunto, que se describe como fraterno y de colaboración, ejecutado entre iguales.

En los hechos, la Asociación de Academias de la Lengua Española funciona como un departamento de la RAE, de cuyo vientre fue parida; y actúa bajo el férreo control de esta, sirviendo así, indirectamente, a los intereses comerciales y diplomáticos del reino de España, que no necesariamente habrán de coincidir con los de los otros veintiún países representados por las academias “hermanas”.

 

Referencias
Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID). (2022). Informe anual de cooperación cultural. Gobierno de España.

Asociación de Academias de la Lengua Española. (2021). Estatutos de la Asociación de Academias de la Lengua Española. https://www.Asale.org/

Del Valle, J. (2017). *La lengua, el poder y el imperio: historia política del español*. Aluvión.

Del Valle, J y Luis Gabriel Stheeman (2005). La batalla del idioma. La intelectualidad hispánica ante la lengua. Vervuert-Iberoamericana, Frankfurt/M.-Madrid, 2004; 282 pp. (La Casa de la Riqueza. Estudios de Cultura de España, 4).

González, M. (2020). El panhispanismo y sus límites: lengua, poder y colonialidad. Universidad Nacional Autónoma de México.

Lara, L. F. (2019). La política del español: unidad y diversidad en el siglo XXI. Fondo de Cultura Económica.

Soca, Ricardo (2013). Asale: un departamento de la RAE. Monografía. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.

Zamora Vicente, Alonso (1999). La Real Academia Española. Madrid: Espasa-RAE



[1] La RAE.

[2] No se sabe por quién.