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López Morales: los proyectos de las Academias

El secretario general de la Asociación de Academias de la Lengua Española discurre sobre las actividades y proyectos de la entidad, tales como el Diccionario de la Real Academia Española, el Diccionario de americanismos y el Diccionario histórico, además de la nueva Gramática del español de todos.

Entrevista con el secretario general de la
Asociación de Academias de la Lengua

Cortesía de «Donde dice...», la revista de la Fundéu

¿Qué labores desempeña el secretario general de la Asociación de Academias de la Lengua Española?

Las responsabilidades del secretario general son muy variadas: administrativas, investigativas y unas pocas de carácter diplomático. El cargo es de naturaleza ejecutiva, por lo que el secretario general se ve obligado a intervenir en todos los asuntos relacionados con la administración de la Asociación. Por otra parte, la política panhispánica instaurada entre las Academias da oportunidad para la investigación lingüística, y como las relaciones humanas, sobre todo entre 22 países, no son siempre fluidas y agradables, es también necesario disponer de un ánimo conciliador.

¿Por qué en algunos países hispanohablantes se conoce más a la Real Academia Española que a la propia?

En realidad se trata de una situación que va cambiando día a día. Era lógico que así fuera en el pasado pues muchas de las academias hispanoamericanas tenían muy poca presencia en sus países respectivos, salvo los actos solemnes de recepción de nuevos académicos, que no eran frecuentes y que no siempre tenían un eco importante en los medios de comunicación. Hoy, sin embargo, estamos todos empeñados en que las corporaciones se esmeren en prestar servicios a sus respectivas comunidades.

Lo más importante –hasta la fecha– de esta colaboración popular son las consultas idiomáticas que día a día responden con prontitud y eficacia; se hacen y se despachan a través del teléfono, del correo electrónico, e incluso por fax. Cada día que pasa son más y más las consultas que se reciben y que satisfacen a estudiantes, prensa, administrativos, etc. Algunas Academias ofrecen, además, cuñas televisivas, programas radiofónicos y columnas en los periódicos con información sobre corrección lingüística. No cabe duda que todo ello conlleva una mayor visibilidad a las Academias que, por supuesto, hacen muchas otras cosas de puertas adentro.

¿En la elaboración de los diccionarios, de la ortografía y de la gramática participan todas las Academias de la Asociación?

Todas y cada una de las Academias, en pie de igualdad (nuestra Asociación es sumamente democrática: cada Academia, un voto) colaboran en nuestras obras, ahora con política panhispánica. No se trata de un simple nombre, sino de un hecho consumado desde hace al menos unos diez años.

El trabajo es permanente y el volumen de trabajo que requiere efectuar consultas sistemátias y constantes sobre cada punto de los borradores que se discuten –de gramática, de ortografía, lexicografías de todo tipo– ocupa centenares de páginas en internet y, por supuesto, muchas horas de trabajo para todos, pero sobre todo para los responsables en cada corporación de las distintas obras en producción.

Cuéntenos en qué consiste la Escuela de Lexicografía de la Asociación de Academias que imparte sus cursos en la Real Academia Española. ¿Qué tipo de profesores forman el equipo docente? ¿Qué tipo de alumnos cursan esos estudios? ¿Con qué fin?

La Escuela de Lexicografía que organiza la Asociación de Academias y que se imparte en Madrid, en el seno de la Real Academia y gracias al concurso de la Fundación Carolina, está pensada para formar en lexicografía y otras disciplinas lingüísticas a jóvenes licenciados de todos los países donde existen Academia de la Lengua Española (menos España). Es lógico que la lexicografía ocupe un puesto muy importante, puesto que una de nuestras tareas más asiduas es la elaboración de diccionarios de casi todo tipo. Esta actividad es hoy más importante que nunca antes puesto que, además del Diccionario de la Lengua Española (DRAE), que se actualiza constantemente, tenemos entre manos dos obras de nueva creación: el Diccionario Académico de Americanismos y la novísima versión del Diccionario Histórico de la Lengua Española.

La planta de profesores de los cursos teóricos está integrada por primeras figuras en la lexicografía y la metalexicografía hispánicas, tanto de España y de Europa como de América. Se trata de profesores e investigadores con una amplia experiencia y con un merecido renombre, gracias s sus publicaciones. Estos cursos van acompañados de clases prácticas y de talleres, impartidos por miembros del Instituto de Lexicografía de la Real Academia, que por muchos años han estado elaborando nuestro diccionario mayor, el llamado DRAE.
Estos jóvenes egresados de la Escuela se integran posteriormente, durante dos años, a las Academias de sus respectivos países, para ayudar en las tareas que corresponden a cada una de ellas. Constituyen qué duda cabe – una colaboración eficaz al trabajo diario de los académicos, y no solo en cuestiones lexicográficas, sino también en los trabajos de las nuevas Gramática y Ortografía, por ejemplo.


¿Puede considerarse a los Estados Unidos como uno más entre los países hispanohablantes?

Los Estatutos de la Asociación de Academias de la Lengua Española permiten que se creen Academias de la Lengua en aquellos países que, aunque no tengan al español como lengua oficial o cooficial (Filipinas y los Estados Unidos), dispongan de muchos hispanohablantes. Lamentablemente, ese no es el caso de Filipinas, pero cuestiones culturales y estratégicas aconsejaron en su día que se creara una Corporación en Manila.

El caso de los Estados Unidos es diferente, pues ese país se ha convertido, desde hace unos pocos meses, en el segundo país hispanohablante del mundo (por el número de hablantes de español), solo por debajo de México, pero sobre España, Colombia y la Argentina. La Academia Norteamericana de la Lengua Española se fundó en 1973, bajo la dirección de D. Tomás Navarro Tomás, entonces exiliado en ese país, y se incorporó al seno de nuestra Asociación en 1980, durante la celebración de un Congreso Internacional en Lima.
Es mucho lo que esta Academia puede hacer en ese país por ennoblecer nuestra lengua, aumentar su prestigio y el de quienes lo hablan y fomentar su extensión. ¿Hay, hoy en día, algún modelo de español culto –de algún país – que se considere más importante que los demás?

Lo que entendemos hoy por español culto es el conjunto de sus variedades medio altas y altas del espectro sociocultural de todos los países hispánicos. Nuestra lengua está muy cohesionada, lo que significa que todas esas variedades comparten una cantidad importante de elementos comunes. Solo en el léxico, por ejemplo, estas variedades disponen de más de un 90 % de vocabulario común. En la sintaxis, la unidad es aún mayor. Este hecho, demostrado con investigaciones recientes de carácter estadístico muy solventes, unido a la gran cantidad de hablantes en muy diversos países hacen que nuestra lengua sea hoy la cuarta lengua más hablada del mundo. La maneja el 5,7 % de todo los hablantes del mundo y las proyecciones para 2030 elevan esta proporción al 7,5 %, mientras que lenguas como el ruso, el francés o el alemán se quedan a menos del 2 %. Esa envidiable unidad, relativa y todo (no se da tan contundentemente en los niveles medio bajo y bajos) hace que, salvo en elementos muy concretos de la pronunciación, las diferencias no sean muy profundas. El español es una lengua con varios centros de prestigio e irradiación de influencia. No existe, en sentido estricto, una variedad que tenga alguna preponderancia sobre otra.

¿Qué modelo de español se impondrá sobre los demás en la sociedad global?

Creo que van a seguir existiendo siempre las pequeñas diferencias que he anotado antes, y me congratulo por ello. Pero en la comunicación internacional de hablantes cultos se tenderá a utilizar un español general y no una variedad particular. Por español general hoy entendemos el formado por todos aquellos elementos comunes a todas sus variedades, que son muchísimos. Pero no siempre se puede procedes a hacer esas neutralizaciones de elementos dialectales (me refiero a casos como senda, vereda, banqueta, etc. neutralizados por el español general acera, por ejemplo), por lo que siempre habrá elementos lingüísticos de todo tipo - esquemas de entonación, pronunciaciones, estructuras sintácticas (muy pocas) y palabras- de carácter regional.

¿Qué es el Diccionario Académico de Americanismos?

El Diccionario Académico de Americanismos es un proyecto ambicioso que quiere elaborar un amplio repertorio de términos usados en las diversas zonas de Hispanoamérica y que no pertenezcan al español general. Es una idea que cuenta con una larga historia, pero que hace solo hace unos pocos años que ha podido ponerse en marcha. Constituimos un equipo de lexicógrafos de nueve miembros, españoles e hispanoamericanos, que desde Madrid prepara primeros borradores que después son enviados a las respectivas Academias para su revisión, enmienda, añadidos, etc. Este diccionario se presentará en enero del 2010 en Chile, durante la celebración del V Congreso Internacional del Español.

La aventura del español en América y la globalización del léxico hispánico son sus dos últimos libros de divulgación. ¿Cuál está preparando ahora? Ahora estoy concentrado en el Diccionario de Americanismos, porque el trabajo es mucho y el tiempo apremia. Había empezado a trabajar en un libro de divulgación, como son los dos mencionados, sobre el tabú lingüístico en el mundo hispánico y los movimientos de tabuización y destabuización que se están produciendo por todos sitios y que podrán dar un giro de gran interés a nuestra lengua. Pero es tarea que retomaré en un futuro, cuando sea ya una hermosa realidad nuestro gran proyecto de diccionario.

Cuéntenos algo sobre su experiencia como miembro del Consejo Asesor de Estilo de la Agencia EFE, que ahora lo es de la Fundación del Español Urgente (Fundéu).

Me entusiasma asistir y colaborar con el Consejo Asesor de Estilo de la Fundéu por muchos motivos: porque aprendo constantemente cosas curiosas sobre nuestra lengua y los medios de comunicación, porque puedo ayudar a entender mejor algunos asuntos dada mi experiencia lingüística americana, tanto de los Estados Unidos como de Hispanoamérica, y porque las reuniones con colegas de tanta altura profesional y calidad humana son siempre gratísimas. Buena prueba de ello es que las dos horas de reunión se me van con una rapidez increíble. En realidad, dada mi muy compleja agenda de actividades y de viajes al extranjero, no puedo asistir a todas las reuniones, aunque trato de que eso no sea así, porque echo mucho de menos esas sesiones, que a pesar de conllevar un trabajo intenso, son para mí como tertulias de amigos, de donde siempre sales enriquecido en saberes. Es una escuela lingüística viva y extraordinaria.

Humberto López Morales, secretario general de la Asociación de Academias de la Lengua Española, doctor en Filología Románica, académico de la Puertorriqueña, catedrático de la Universidad de Puerto Rico, conferenciante, investigador, experto en el teatro medieval castellano, sociolingüista, dialectólogo, especialista en el español de América, doctor honoris causa por varias universidades de España y América, miembro del Consejo Asesor de estilo de la Fundéu, autor de numerosos libros y artículos.