
Galopando en la pradera
galopar
Correr (un caballo) velozmente. Se dice también del jinete, como en este fragmento de Tomás Eloy Martínez en La novela de Perón (1989).
Don Eulogio del Mármol le regaló un petiso tordillo y encomendó a uno de sus peones, el Chino Magallanes, que acostumbrase al niño a galopar.
Este verbo, así como el sustantivo galope, se emplea en español desde muy antiguo, aunque con formas variadas, galopo y galopear aparecen ya en el Libro de Alexandre, y galopo adoptaría en siglos posteriores el significado de ‘pícaro’, ‘desvergonzado’, con que lo empleó el escritor peruano Ricardo Palma en la segunda mitad del siglo XIX.
Galopar llegó a nuestra lengua proveniente del francés galoper, del mismo significado, formado en esa lengua a partir del franco wala hlaupan ‘saltar bien’, puesto que un caballo que galopa —al igual que una persona que corre— salta, permaneciendo, en cada paso, por unos instantes sin tocar el suelo.