guillotina
En los años turbulentos del Terror que siguieron a la Toma de la Bastilla, muchos franceses perdieron la vida decapitados por la guillotina de los revolucionarios, pero este método de ejecución no era tan original como suele creerse; ya había sido ensayado un dispositivo parecido doscientos años antes en Italia, bajo el nombre de mannaia.
No es verdad que el doctor Louis Guillotin haya inventado la guillotina y, mucho menos, que lo ejecutaran mediante ese mortífero dispositivo. La guillotina, tal como se puso de moda en Francia durante la Revolución, fue inventada por los herreros Schmidt y Clairin, y probada con unos carneritos por Guillotin, quien luego se la ofreció a la recién creada Asamblea Nacional.
En 1789, en los primeros días de la Revolución, Guillotin sugirió que todos los reos fueran ejecutados mediante el mismo método, desde un villano ladrón hasta la propia María Antonieta. La Asamblea Nacional aprobó la idea en 1792 y miles de cabezas rodaron desde entonces durante varios años.
Pero Guillotin murió en 1814, en su casa, con la cabeza firmemente unida al cuello y lamentando hasta el último de sus días que el siniestro instrumento hubiera pasado a la historia con su nombre.