matar
La inmolación era la forma más común con que muchas religiones honraban a sus dioses, mediante el sacrificio de una víctima, que podía ser un animal o una persona. En la religión católica, se llama frecuentemente a Jesucristo “cordero de Dios”, porque habría venido al mundo a fin de inmolarse para pagar los pecados del mundo. En latín inmolare había significado originalmente en latín ‘espolvorear con harina’.
Sin embargo, los romanos tenían también otra palabra para denominar los sacrificios rituales cruentos en los cuales se inmolaba una víctima: era la mactātio ‘inmolación’, sustantivo deverbal derivado de mactāre ‘inmolar, ofrecer una vida a los dioses´. Mactāre provenía de magis augeo, ‘aumentar, acrecentar honra y dignidad’, en este caso, a los dioses. Este vocablo significaba también, para los clásicos, en sentido figurado, ‘matar, arruinar, destruir’.
Este último significado se mantuvo seguramente en el latín vulgar, con disimilación del grupo consonántico -ct- y luego en el protorromance matare, que ya encontramos en las glosas de Silos, en la segunda mitad del siglo X. La forma actual matar aparece por primera vez en documentos en romance de fines del siglo XI, como el Liber regum y el Foro de Soria.