ajetreo
Este sustantivo se derivó de un verbo que, antiguamente, se escribía ahetrear y se pronunciaba con h aspirada; se aplicaba a las tareas demasiado fatigosas.
En el siglo XVII, la h cambió por j, ajetrear, y se empezó a usar el sustantivo ajetreo, con el sentido de actividad o trabajo excesivamente cansador, como en este trecho de Doña Luz (1864), de Juan Valera:
A la tertulia diaria solo asistían ella, doña Luz y el padre, porque los demás andaban aún ocupados en los preparativos de la fiesta, o descansando del ajetreo de aquel día.
Esta palabra, que se deriva del antiguo vocablo español hetría, significaba ‘enredo’, ‘confusión’ y provenía de feitor ‘el que hace’, formada a partir del latín factor, -oris, del mismo significado. En el bajo latín de la Edad Media, factor tomó el sentido de ‘enredar’ y ‘hacer mal’. Por esa razón, hasta el siglo XV, ahetrar significó también ‘enredar el cabello’.