solidaridad
Este adjetivo se aplica a aquel que está adherido o asociado a la causa, iniciativa u opinión de otra persona o grupo. En el lenguaje judicial, se aplica también a la obligación que permite que cada uno de los acreedores reclamen por sí la totalidad del crédito, lo que obliga a cada deudor a satisfacer la deuda entera.
El vocablo nos viene del francés solidarité, pasando por el latín solidus, voz técnica de la geometría que se refería, como hoy, a los cuerpos de tres dimensiones. En efecto, solidario se aplica también en mecánica a objetos cuyo movimiento depende recíprocamente de otro, como las piezas de un engranaje.
En francés tiene derivados como el verbo solidare, ‘hacer sólida una cosa’, ‘consolidar’. En el francés judicial del siglo XV, solidaire ‘solidario’ refería a una situación en la que cada uno respondiera por todos.
En el siglo XVIII, Diderot usó la palabra por primera vez con su acepción actual de ‘adherido a una causa’.
El latín solidus dio lugar a otras palabras de nuestra lengua, como sueldo y soldado. Provenía de la raíz indoeuropea sol-, que también está en el origen de ‘salud’, y ‘salvar’.