retórica
Del latín rhetorica y este del griego rhetoriké ‘retórica’, femenino en esa lengua de rethorikós ‘relativo a la oratoria’, era el nombre que en la antigüedad clásica se daba al ‘arte de hablar bien en público. La palabra se formó en griego a partir de rhetor ‘orador’, procedente a su vez del indoeuropeo wretor ‘el que habla’, derivado de la raíz wre- ‘hablar’ + el sufijo -ikós.
La retórica nació en Siracusa, hacia el año 485 a. de C., en medio de disputas de tierra que se desencadenaron tras la caída de los tiranos Gelón y Hierón. Hubo juicios públicos por la propiedad de la tierra y el arte de la palabra adquirió enorme importancia.
Empédocles de Agrigento y su discípulo Córax de Siracusa daban clases de oratoria, arte que se tornó una forma de poder.
Por esos años, se empezaba a desarrollar la democracia ateniense, con lo que la elocuencia adquirió gran importancia para dirigirse a la Ekklesía, la asamblea de ciudadanos. En el siglo IV, Aristóteles sistematizó la retórica y la definió como ‘el arte de extraer de su tema toda la persuasión que encierra’.