procrastinar
Aplazar algo, diferirlo, dejarlo para después. Este verbo es definido como una ‘forma de evadir, usando otras actividades como refugio, para no enfrentar una responsabilidad, una acción o una decisión que debemos tomar’.
La palabra se formó a partir del latín procrastināre, formada, a su vez, por composición, con la preposición pro ‘adelante’ y el adverbio cras ‘mañana, el día de mañana’.
En psicología, el sustantivo procrastinación se aplica al sentimiento de ansiedad suscitado ante una tarea pendiente, sin tener fuerza de voluntad para concluirla. El acto que se posterga puede ser percibido como abrumador, desafiante, inquietante o difícil, con lo que se pretende justificar posponerlo a un futuro indefinido.
Este verbo se empezó a usar en castellano hacia fines del siglo XV. Aquí lo tenemos en un fragmento de Avisos para confesores (1552), de Fray Bartolomé de las Casas (Corde):
(...) penitente que nunca hace verdadera confesión ni penitencia todo el tiempo que no restituye, y así pasa un año y otro en pecado mortal, procrastinando la restitución y satisfacción de tan grandes cargos y deudas.