intuición

Facultad cognitiva que permite comprender algo en forma instantánea, sin necesidad de un razonamiento minucioso. Algunas personas llaman a esa aptitud, erróneamente, instinto, que es un impulso irracional, relacionado con las zonas más primitivas del cerebro.

Para algunas corrientes psicológicas, intuición es un conocimiento que no sigue un camino racional para su construcción y formulación, y por lo tanto no puede explicarse o, ni siquiera, verbalizarse. El individuo puede relacionar ese conocimiento o información con experiencias previas, pero por lo general no es capaz de explicar cómo ni por qué llega a una determinada conclusión o decisión. Hoy parece tratarse de un tema tanto del ámbito de la psicología como de la neurociencia.

Intuición proviene del latín tuitiōnem ‘acción de proteger o resguardar’, formado a partir de tuitus, participio pasado de tuērī  ‘cuidar’ de donde nos vienen tutor y tutela.

En el latín tardío surgió ĭntŭĭtĭo, -ōnis ‘imagen, mirada’ que, en el latín eclesiástico tomó sentido filosófico con la denotación de ‘mirar’.

En español, intuición empieza a aparecer desde fines del siglo XVI en textos religiosos, que en general buscaban explicar la comprensión de la divinidad por parte de los creyentes, como en este fragmento de un sermón de Fray Alonso de Cabrera de 1598:

[...] esta es la intuición de la divina esencia, claramente vista, que es el premio debido á la virtud y á sus honestos trabajos (Corde).

Albert Einstein, quien afirmaba que “la intuición es un don sagrado y la razón, su fiel sirviente”, aseguraba que la intuición tuvo un papel clave cuando formuló la teoría de la relatividad.