paralelo
Rectas o planos paralelos son, como todo el mundo aprendió en el colegio, aquellos equidistantes entre sí, de modo que no se encuentran por más que se prolonguen.
La palabra llegó al español procedente del latín parallelus y este, del griego παράλληλος (parállēlos), con el mismo significado. El vocablo griego se formó a partir de la preposición pará ‘al lado’ y allelos ‘uno, con relación al otro’, derivado a su vez de allos ‘otro’. Cabe observar que ἀλλήλων (allḗlōn) también está presente en nuestra lengua en alelomorfo, que se aplica en biología a los caracteres genéticos opuestos de un individuo, que pueden manifestarse de una u otra manera, como ‘ojos claros-ojos oscuros’, ‘nariz aguileña-nariz respingada’, por ejemplo.
Paralelo se aplica también a los círculos menores que rodean la Tierra en posición paralela al Ecuador. En sentido figurado, paralelo se usa también para denotar una comparación entre una persona o cosa con otra semejante, como hace Plutarco en su obra Vidas paralelas. En ese sentido, paralelismo equivale a ‘semejanza’. Si a paralelo le añadimos el elemento compositivo -grama ‘lo que está escrito, trazado o dibujado’, formamos paralelogramo, un cuadrilátero cuyos lados opuestos son paralelos. También se combina paralelo con la palabra griega επίπεδον (epípedon) ‘superficie’ formada por επι (epi-) ‘sobre’ y πεδον (pédon) ‘piso’, ‘suelo’ y tenemos paralelepípedo, un sólido compuesto por seis caras, paralelas dos a dos, cada una de las cuales tiene la forma de un paralelogramo.