mandinga
mandinga
Pueblo que habita en Costa de Marfil, Gambia, Guinea, Guinea-Bisáu, Malí y Senegal y también la lengua hablada por esos pueblos, desde donde los colonialistas portugueses y franceses trajeron a América cientos de miles de esclavos.
En la mayoría de los países americanos, la palabra mandinga es uno de los nombres del demonio, principalmente en las áreas rurales, pero también, secundariamente, en las grandes ciudades.
En Brasil, y también en varias regiones de Sudamérica por influencia brasilera, es el nombre de una hechicería que tiene por objeto cerrar el cuerpo a los actos hostiles procedentes del exterior. En Brasil surgió el verbo mandingar, con el significado de ‘hechizar’ o embrujar’. En general, en las zonas rurales americanas, esta palabra se vincula a todo lo que se refiere a brujerías o influencias sobrenaturales no explicadas por la religión católica. La expresión parece cosa de Mandinga se aplica a aquellas cosas que no tienen explicación racional y presentan, por tanto, apariencia de sobrenaturales.
La palabra también llegó de África a Cuba, país que tuvo una intensa explotación de mano de obra esclava. Tal vez el poeta cubano Nicolás Guillén (1902-1989) haya sido el único autor latinoamericano que usó la palabra en su sentido original africano, como gentilicio:
Yoruba soy, / cantando voy, / llorando estoy, / y cuando no soy yoruba, /soy congo, mandinga, carabalí.