neurona
La neurona o célula nerviosa, como unidad estructural y funcional del cerebro, fue descrita por primera vez por el médico español Santiago Ramón y Cajal, quien también pudo establecer, hacia finales del siglo XIX, que las neuronas se comunican con algunas células y no con otras, mediante vías específicas que llamó vías neurales.
La neurona, tal como la describió este investigador, se comunica con otras mediante dos tipos de extensiones: un axón, que es como un finísimo cable que puede tener hasta un metro de longitud, y, en el extremo opuesto de la célula, las dendritas, conjunto de hasta cuarenta extensiones o ramas en forma de árbol.
Según la genial hipótesis de Cajal, los axones se comunican con las dendritas de otras neuronas en lugares precisos, que hoy llamamos hendidura sináptica.
Un siglo después, mucho se ha aprendido sobre el funcionamiento del sistema nervioso, al punto que cada diez años se duplica el conocimiento del área que hoy llamamos neurociencia, o sea que hoy conocemos solo la mitad de lo que se sabrá dentro de diez años. A pesar de todo lo que se ha avanzado, muchos de los hallazgos de Ramón y Cajal, que le valieron el Premio Nobel de Medicina de 1906, mantienen plena vigencia en la neurociencia del siglo XXI.
Hoy, conociendo mejor el sistema nervioso, se habla de redes neurales o neuronales, sintagmas que también se aplican a los sistemas informáticos de inteligencia artificial que intentan imitar el funcionamiento del cerebro humano.
La palabra neurona proviene del griego νεῦρον (neuron), ‘nervio, fibra’, que nos llegó del alemán, por entonces la lengua más importante de la medicina, Neuron, después de haber pasado por el latín neruus o nervus, y este del griego νεὕρος (neuros), derivados de la raíz indoeuropea (s)neu-.