agiotista
El diccionario académico llama agiotaje a la especulación abusiva con fondos públicos o con seguros y, con una connotación ya no tan negativa, a la ganancia obtenida en el mercado cambiario o en el descuento de letras. Sin embargo, en muchos países se llama agiotista a aquel que se enriquece de manera indebida, con frecuencia acaparando mercaderías o especulando en los mercados al borde de la ley o aun fuera de ella, como sugiere este texto de Ernesto Sábato en Sobre héroes y tumbas (1961):
Y cuando comencé con el cómo, ya fui imposible. Cómo se financia el partido, cómo se admite la intervención del agiotista, cómo después de enriquecerse más con la financiación de la propaganda política se le da un puesto público.
La palabra italiana agio significó inicialmente ‘dinero que se paga por una comodidad o facilidad’, vinculado con la idea de ‘interés bancario’. Pasó al francés agio y agiotage, ya con el sentido de ‘especulación’ o ‘ganancia indebida’. Al volver al italiano con esa denotación, se duplicó la g para formar aggio, a fin de señalar mejor el nuevo significado.
Corominas registra agio en nuestra lengua a partir de 1831, pero los primeros casos de agiotista los hallamos solo en la segunda mitad del siglo XIX, en José Mármol y en Benito Pérez Galdós.