tatuaje
El hábito de grabar dibujos en la piel en forma permanente, con tinta o con cicatrices, proviene de la más remota Antigüedad. Una leyenda cuenta que los descendientes de Caín tenían un brazo tatuado.
Se cree que ciertas marcas halladas en la piel del llamado “hombre de hielo”, un cadáver momificado de hace 5300 años hallado en los Alpes en 1991, son huellas de tatuaje; si efectivamente lo fueran, constituirían la prueba más antigua que se conoce de esta práctica.
La voz tatuaje nos llegó del inglés tattoo, tomada del tahitiano tato ‘tatuar’. Fue registrada por primera vez en Tahití por el inglés James Cook en 1769, durante su viaje a diversas regiones del Pacífico. Entre los maoríes de Nueva Zelanda, se usa el verbo ta con el significado de ‘tatuar’ y se cree que de allí puede derivarse la voz tahitiana.
También se hallaron tatuajes en momias egipcias y nubias de hace 4000 años, y su uso fue mencionado por autores clásicos con relación a tracios, griegos, galos, germanos y bretones. Los romanos tatuaban a los criminales y a los esclavos, pero esa práctica quedó prohibida a partir del advenimiento del cristianismo, porque se consideraba que el tatuaje alteraba la creación hecha por Dios.