marrano
Este vocablo hace referencia a los judíos que se convirtieron para evitar las persecuciones en los reinos cristianos de la península ibérica, que seguían profesando clandestinamente sus costumbres y su antigua religión. Los rabinos de la Hispania medieval sostenían que los judíos podían y debían fingir convertirse a otra religión si creían que su vida estaba en peligro y estaban exentos de cumplir aquellas prácticas del culto que pudieran delatarlos, pero se les exigía que en cualquier caso mantuvieran la fe en sus conciencias.
Después de la persecución emprendida por los Reyes Católicos, el vocablo marrano se utilizó de forma extensiva y peyorativa para designar a todos los judíos convertidos al cristianismo y a sus descendientes, llevando implícita la insinuación de cristianismo fingido.
Muchos sostienen que el origen de la palabra marrano no proviene del nombre del cerdo, sino del árabe. Sin embargo, Corominas defiende enfáticamente esta hipótesis, y afirma que se empezó a difundir por Europa hacia fines del siglo XIII, para luego difundirse por “toda Europa”. En el siglo XV se abusó de este vocablo, como insulto, hasta el punto aplicarlo a cualquiera, en tono de desprecio.
No obstante, algunos hispanistas sostienen que el vocablo puede proceder de la palabra árabe mahram ‘cosa prohibida’, lo que, al entender de Corominas, refuerza su hipótesis, puesto que el consumo de carne de cerdo era prohibido por razones religiosas, tanto para los musulmanes como para los judíos.
Citemos finalmente al hispanista francés Joseph Pérez, quien considera, como Covarrubias (1611), que marrano procede más bien del verbo marrar, que significaba 'fallar, fracasar', puesto que refiere a un judío que no se convirtió de verdad.