alguacil
Este funcionario del juzgado es el que te golpea la puerta para entregarte los cedulones de que estás embargado o de que tienes que abandonar tu casa porque hace meses que no pagas el alquiler. Por supuesto, tanta maldad no es culpa suya, ni del juez que te lo envía, sino de los políticos que hacen las leyes y a veces desencadenan crisis económicas.
En el Río de la Plata, llamamos alguacil a las libélulas, mientras que en España, por alguna razón dan ese nombre a una araña. Pero dejemos de lado estas disquisiciones zoológicas y volvamos al alguacil del juzgado.
En tiempos remotos, llegaron a ser funcionarios muy poderosos que asesoraban a los gobernantes musulmanes en la península ibérica. Tenían el nombre árabe del al-wazir.
Hacia fines del siglo X, cuando Almanzor fue canciller del califato de Córdoba, gobernado por Hisham II, los al-wazires llegaron a ser alcaldes de muchas ciudades, con jurisdicción civil y criminal. Por esa razón, su nombre se fue tornando sinónimo de juez pero, con el avance de la llamada Reconquista, fueron perdiendo poder, hasta llegar a su situación de hoy, de funcionarios subalternos de los juzgados.