índigo
Los antiguos utilizaban el fruto de algunas variedades asiáticas de un arbusto llamado añil, que contiene el glucósido indacán, del cual se extrae el colorante llamado índigo, que se caracteriza por su tonalidad fuerte y por su permanencia.
Este colorante fue muy importante en varias civilizaciones de la Antigüedad, en particular en la india, en la egipcia y en la romana, pero tomó su nombre de la India.
El nombre índigo —inicialmente, indicus—, que fue introducido en Europa por mercaderes venecianos, se adoptó para designar asimismo el color que llamamos también añil.
Este tomó su nombre del árabe nil, de origen persa o sánscrito, que con artículo adquiere la forma an-nil. El vocablo español adoptó en portugués la grafía anil, que pasó al francés y dio lugar en esa lengua a aniline, como denominación de una tinta para tejidos que en un principio tuvo solo ese color y que llegó al castellano como anilina.