máscara
El uso de máscaras es muy antiguo en la cultura occidental. Las más conocidas son las que empleaban los griegos para identificar a sus personajes en el teatro, pero ellos las llamaron πρόσωπον (prósōpon), que dio lugar al etrusco φersu, a partir del cual se formó el latín clásico persōna 'máscara de actor', 'personaje teatral', 'persona', El castellano lo conserva en palabras como prosopopeya y, probablemente, persona.
Máscara fue adoptada en nuestra lengua proveniente del italiano maschera, lo que no debe sorprender dada la añeja tradición del Carnaval de Venecia en la creación de hermosas y delicadas máscaras. El término italiano, a su vez, se derivó del árabe masjara, que se utilizaba para designar a un bufón o payaso que aparecía en los intervalos de las representaciones teatrales, usando una máscara.
La palabra árabe provenía de sahir, que en esa lengua significaba ‘burlarse de alguien’ y en Europa sufrió el influjo de dialectos italianos y del occitano masca ‘bruja’, de origen germánico o celta. No obstante, Corominas considera más probable que la palabra italiana haya llegado al español derivada del catalán màscara.