limítrofe
Se trata de un adjetivo que se aplica a las tierras que están del otro lado de un límite o frontera. Nos llegó desde el francés limitrophe, y este de latín tardío limitrŏphus, pero su historia es más remota y curiosa.
En efecto, limitrŏphus era un híbrido surgido seguramente por vía culta alrededor del siglo IV, proveniente del latín clásico limes, -itis ‘límite’ y del griego τροφή (trofé) ‘alimentación’.
Las primeras tierras que se llamaron limitrŏphus eran aquellas que, en tiempos del emperador Teodosio el Grande (379-392 d. C.), se cultivaban para alimentar a las tropas que custodiaban las fronteras del imperio romano, ya muy debilitadas por la presión de los pueblos germánicos que pugnaban por expandirse. En siglos posteriores, ese significado se amplió para adjetivar cualquier límite territorial.
Limes, itis está también en el origen del latín vulgar peninsular limde, voz registrada en 934, de la cual se derivaron lindero, lindante, colindante.
También dio lugar al adjetivo liminaris ‘del umbral de la puerta’, de donde procede preliminar, etimológicamente ‘antes del umbral’.