Esta palabra se refiere a una actividad laboral, principalmente manual o artesanal, tal como la que desarrolla un albañil, un electricista o un mecánico.
Proviene del latín opificium, derivada de opificis ‘artesano’, que se formó, a su vez, mediante la yuxtaposición de opus ‘obra’ y facere ‘hacer’.
Muchas palabras de nuestra lengua proceden de opificium y sus derivados, tales como oficina, oficial, oficioso. En cuando a oficina, a pesar de las diversas acepciones que le otorgan los diccionarios, en español usamos esa palabra para designar un lugar de trabajo de escritorio, llevado a cabo en organismos públicos o en empresas privadas. En portugués, en cambio, oficina es, principalmente, un taller de trabajos técnicos o manuales, por ejemplo, de mecánica, electricidad, carpintería u otras actividades manuales.
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Taller de orfebres medievales
Del francés maçon ‘albañil’ o, en romance, albañí.
1. f. Obras de orfebrería de oro y plata que se hacían para los templos.
[...] sendas llabes ricas de maçoneria doradas, que suban fasta egualar con las tubas del banco. Contrato de un retablo (1498).
■ Se debe recordar que los maçones eran artesanos, y que, aunque la palabra se aplicó originariamente a los albañiles, en el siglo XV también podían ser tanto carpinteros como orfebres.
pulvis et umbra sumus.
Somos polvo y sombra. Horacio.