broquel
En nuestra lengua, broquel es hoy un escudo pequeño de madera o de corcho; en forma más genérica, puede ser también un amparo o cobertura de defensa. En México, se emplea como nombre de un cierto tipo zarcillo.
Los romanos tenían la costumbre de colocar una cabeza humana con la boca abierta en el centro de sus escudos. Realizaban el trabajo en altorrelieve, y de la boca salía una punta con la que, al tiempo que se defendían, amenazaban a sus adversarios. Esa boca —en latín bucca- se llamaba buccula, diminutivo que pasó al francés antiguo como bocle y dio origen a bocler (bouclier en el francés actual) para denominar al escudo entero.
La palabra se registra por primera vez en castellano con su forma actual hacia el año 1300, en Gran Conquista de Ultramar, pero ya había aparecido más de un siglo antes como bloca en el Cantar de Mio Cid.
La inserción de una r ha sido históricamente común en nuestra lengua en la adquisición de vocablos franceses. Según Covarrubias, esta r hace al español “más fuerte y varonil”. Veamos un uso más reciente:
[...] y las horas se desgranaban con el constante chocar de lanzas y hundir de broqueles, requerir de damiselas y consolar de viudas, amores de Lanzarote, hazañas de Reinaldos [...]. Manuel Mujica Láinez. El escarabajo. Barcelona: Plaza y Janés (1993).