gálibo
Esta antigua palabra castellana proviene de la construcción naval. Inicialmente, era la plantilla que servía de base para trazar el perfil de un navío, o sea, el contorno de sus cuadernas o costillas.
Desde muy antiguo, se usó este término para referirse al perfil de un barco, incluso a la elegancia de su diseño, como vemos en este texto de Sigüenza y Góngora, escrito en 1672:
Era (y no sé si todavía lo es) de treinta y tres codos de quilla y con tres aforros, los palos y vergas de excelentísimo pino, la fábrica toda de lindo galibo, y tanto, que corría ochenta leguas por singladura con viento fresco.
Actualmente, gálibo se usa también como denominación de la figura cuyo perímetro marca las dimensiones máximas de los vehículos cargados que deben pasar por túneles o arcos en las carreteras. Por extensión, se llama así también a las barreras colocadas horizontalmente a lo alto para impedir el paso de los vehículos que superen la altura permitida.
La palabra proviene del árabe hispánico qálib —que también dio lugar a calibre— y este, del árabe clásico qalab, derivado, a su vez, del griego καλόπους (kalopous ‘horma’).