LA PALABRA DEL DÍA

Por Ricardo Soca

ETIMOLOGÍA - ORIGEN DE LAS PALABRAS
Martes, 30 de abril de 2024

favela

LA PALABRA DEL DÍA

Favela colmada de lucecillas que parecen fuegos fatuos en las faldas de los montes Yasuyoshi Chiba (AFP)

favela

Voz nacida en el portugués del Brasil, ha sido incorporada a nuestra lengua. Los barrios pobres, que lamentablemente constituyen cada vez más una nota típica de las ciudades latinoamericanas, han tenido varios nombres a lo largo del siglo xx, desde las callampas de Quito y Santiago, las villas miseria de Buenos Aires y los cantegriles de Montevideo hasta los tugurios de Bogotá, los barrios de Caracas y las favelas de Rio de Janeiro. Curiosamente, este último término ha recibido el espaldarazo del Diccionario de la lengua española, que lo registra con marca de voz americana, a pesar de que la palabra se usa con mucha frecuencia en los periódicos peninsulares en los que, aunque de manera lenta, va sustituyendo al tradicional barrio de chabolas.

Callampa se origina en la voz quechua ccallampa, que significa 'setas' u 'hongos', porque como tales brotaban las viviendas. El nombre de los cantegriles montevideanos surgió como referencia irónica a la miseria que había aparecido en el Uruguay a partir de la mitad del siglo xx, en contraste con el lujo y la ostentación desplegados en el suntuoso Cantegril Country Club, reducto de los ricos de ambas márgenes del Plata, que disfrutaban el verano en la selecta Punta del Este.

Nombres como barrios, tugurios o villas miseria se explican a sí mismos, pero nos queda por saber el origen de la palabra favela, objeto de discusión de lingüistas brasileros. Una explicación posible se basa en el hecho de que, como se sabe, los barrios pobres cariocas se extienden en la falda de los montes que se distribuyen por toda la ciudad —una de las metrópolis de orografía más abrupta del mundo— y son visibles desde lejos como si fueran gigantescos panales, de favo ‘panal’ en portugués (y, aunque menos usado, también en español, registrado como regionalismo de León y Salamanca). Otros buscaron la raíz de este vocablo en el latín favilla ‘ceniza caliente’, en alusión al aspecto que ofrecen estos barrios por la noche, colmados de lucecillas que parecen fuegos fatuos encendidos en las faldas de los montes.

Pero la hipótesis que consideramos más creíble sobre el origen de este vocablo surge de la novela Os sertões, de Euclides da Cunha, publicada en 1902, que se ocupa de la guerra de los Canudos, un movimiento rebelde que se desarrolló en el nordeste de Brasil. Da Cunha habla allí  de un cerro llamado Favela. donde acamparon las tropas  federales enviadas para sofocar la rebelión. El nombre, explica el autor, se debía a una planta que abundaba en el lugar, conocida como faveleira, nombre derivado de fava ‘haba’, cuyo nombre botánico es Jatropha Phyllacantha

Cuando los veteranos de guerra regresaron victoriosos a Río de Janeiro, el gobierno no les cumplió la promesa que les había hecho cuando partieron, de darles viviendas si vencían, de modo que se instalaron con sus familias en el cerro de la Providencia, cerca del centro de la ciudad y lo llamaron Favela, que se extendió como nombre común a otros barrios instalados en cerros y colinas, con viviendas precarias. 

 

 

EL MEDIEVALISMO DEL DÍA

El milagro de dar la vista a un ciego

oio

Del latín ocŭlus.

1. m. Ojo.

Et ell entendimiento & la razon son dos oios de que usa el sabio. Alfonso X. Gral. Estoria, II, fol. 213v.

 

EL LATÍN DEL DÍA

minimum decet libere cui multum licet.

A  quien le está permitido mucho, es conveniente que desee poco (Séneca, Tróades, 336).

Fecha de envío: 
Miércoles, 16 de septiembre de 2020