elegante
Este adjetivo que significa ‘dotado de gracia, nobleza y sencillez‘ procede del latín legere ‘reunir’. Con el prefijo privativo latino ex- más legere, se formó eligere ‘elegir’, ‘escoger’, y de este, elegans, -ntis ‘selecto’,‘elegante’, ‘distinguido’, de donde proviene nuestro vocablo elegante.
La elegancia es una cualidad que ha sido cultivada por la nobleza y, en nuestros tiempos, heredada por la burguesía. La persona verdaderamente elegante no es elitista, denota buen gusto en sus elecciones, puede acercarse con naturalidad a los humildes gracias a la sencillez, característica que podemos ver en la definición arriba mencionada.
Un buen ejemplo de esta cualidad fue Petronio, el escritor satírico latino del siglo I, autor del Satiricón, al punto de ser conocido por el seudónimo Arbiter elegantiarum ‘árbitro de los elegantes’ por su distinción y buen gusto, según los Anales del historiador Tácito. Petronio, aun siendo amigo de Nerón, fue acusado de haber conjurado con Séneca y con Lucano para matar al emperador, circunstancia que lo llevó al suicidio en el año 66 d. de C. Ha quedado inmortalizado en la literatura con la novela Quo vadis (1895), del escritor polaco Henryk Sienkiewicz, en la cual Petronio se suicida junto con su esclava Eunice a causa del amor imposible que los unía.