jinete
Durante los nueve siglos en que los musulmanes ocuparon la península ibérica, su dominación llegó a extenderse hasta las fronteras del principado de Asturias, donde fueron contenidos por el rey Pelayo. En los últimos tiempos de la ocupación, quedaron limitados al sur de la península, y su dominación terminó en 1492, cuando los Reyes Católicos tomaron su último baluarte: Granada.
Los musulmanes no presentaban una unidad monolítica, había disensiones entre ellos y las guerras eran frecuentes, ya que permanentemente debieron enfrentar las frecuentes incursiones de los monarcas cristianos. Muchas veces los reyes moros, amenazados por sus rivales, buscaban ayuda en las tribus bereberes del norte del África.
En el siglo XIII, el rey de Granada Mohamed Ibn al Ahmar recurrió a una de esas tribus, la de los guerreros zanatis, conocidos por la crueldad y la destreza con que caían sobre sus enemigos en mortíferas cargas de caballería ligera. Esta guerra fue narrada en la General Estoria, de Alfonso X (c 1275, fol. 61v), en la que los zanatis son llamados ginetes:
[...] d’ unas moradas en otras non se acogiendo a ciertos logares, como lo andan oy ginetes, que biven siempre en tiendas e nunca fincan de morada en un logar cierto.
En lengua catalana hay numerosos registros históricos en los que se llama genet —y a veces ginet— al soldado de caballería que ataca con rapidez y huye rápidamente si no puede matar a su enemigo.
La palabra ginete aparece con su significado actual a partir de Cervantes y fue vertida al francés como genet, al portugués como ginete y al italiano antiguo como giannetto, hoy ginnetto En nuestro idioma se escribió ginete hasta mediados del siglo XV, cuando se fue imponiendo la grafía actual: jinete, incorporada al diccionario de la Academia Española apenas en 1843.