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El "espanglish" médico

 

"Los anglicismos en el lenguaje médico"

 

Joaquín (Jack) Segura

Mi asistencia a las Jornadas de Madrid me deparó una serie de gratas sorpresas, una de las cuales fue encontrarme con tantos médicos traductores como concurrieron a este encuentro, además de un número menor de traductores médicos. Aunque siempre he pensado que alguien tenía que traducir del inglés todos esos artículos y libros de Medicina que he leído a lo largo de los años, no tenía idea de quiénes eran ni de cómo trabajaban. En Madrid conocí personalmente a algunos que sólo conocía por carta o por correo electrónico, e incluso me encontré cara a cara con una traductora con quien he colaborado, sin conocerla aunque vive y trabaja en EE.UU., en uno o dos proyectos de relativa envergadura.

Los organizadores del programa de las Jornadas me honraron con la presentación de la primera ponencia, lo que me vino muy bien, pues temía que los demás disertantes dirían ya mucho de lo que yo pensaba decir. En mi conferencia señalé, de entrada, que el lema de las Jornadas "Problemas Terminológicos en Medicina" llevaba implícita la creciente preocupación de los españoles ante los escollos lingüísticos que plantean la ciencia y la tecnología modernas, preocupación que compartimos desde hace años los traductores de Estados Unidos y de otros países americanos. "Dentro de ese marco general, el lenguaje médico, aunque quizá no tanto como el del periodismo y el habla común, refleja también la arrolladora y penetrante influencia del inglés" señalé.

Lo inquietante de esta cuestión no son, para mí, los préstamos o calcos léxicos más o menos necesarios para nombrar neologismos anglosajones que no tienen equivalente en español --si bien los portugueses, los franceses y los italianos (e incluso los españoles de antaño) parecen o parecían desplegar mayor inventiva que nosotros para sustituirlos con un vocablo acorde con sus respectivas lenguas.

Mencioné algunos préstamos o calcos léxicos, para después concentrarme en los neologismos sintácticos, más dañinos que los léxicos, porque atentan contra la estructura tradicional del español, y encima lo empobrecen al dejar de lado lo autóctono. He aquí, resumidos, mis comentarios:

 

  • Scalp. Traigo a colación este préstamo léxico, porque inesperadamente me lo encontré en una revista médica (por lo demás redactada bastante bien y con la feliz circunstancia de que tiene por pauta incluir el significado completo de las siglas cuando éstas se mencionan por primera vez, cosa que vengo recomendando desde hace años por considerarlo de suma importancia para el traductor y para los lectores que no estén versados en el tema). En un artículo sobre magnetoencefalografía, al hablar de la colocación de los electrodos de registro en la superfície del cráneo, el autor repite por lo menos seis veces el término inglés scalp. No se concibe la necesidad del préstamo. ¿No basta en español con decir cuero cabelludo?
  • Resucitación cardiopulmonar. Por esos mundos de la Medicina escrita nos encontramos con esta expresión, calco del inglés cardiopulmonary resuscitation, CPR, que ya en ese idioma me ha dado siempre un no sé qué de malestar, por el hecho de que se aplica a una persona que está en trance de muerte, pero que todavía no ha muerto y puede muy bien no morir en esa ocasión. ¿Cómo vamos a resucitar, por lo menos en español, al que no está muerto? La antigua expresión española reanimación cardiopulmonar me parece mucho más elegante y apropiada, pero basta que el inglés diga resuscitation para que todos nos pongamos a corearlo.

Después de dar dos ejemplos más - pico-Tesla (unidad de inducción magnética, que debiera ser picotesla) y tomografía axial computarizada (TAC), denominación impropia ya en su origen, por ser axiales todas las tomografías (sería mejor llamar a esta técnica tomografía computada, TC, como la llama (computed tomography, CT), la Sociedad Estadounidense de Radiología --pasé a los anglicismos sintácticos y a una especie particularmente nociva que algunos hemos llamado anglicismos de repetición. ¿En qué consisten? Se trata de vocablos, locuciones o perífrasis que, siendo en muchos casos correctas en español, no eran de uso común antes de que el inglés nos embotara en magín. En la traducción médica cometemos estos anglicismos cuando decimos o escribimos:

 

  • los síntomas asociados a [...] o con [...]. En la citada revista médica hallo esta frase en no menos de seis títulos de artículos y en no sé cuántas decenas de veces más en el texto. Antes de que estuviéramos tan influidos por el inglés, solíamos decir, con mayor brevedad: los síntomas de [...]. Incluso tratándose de síntomas secundarios, decíamos: los síntomas que acompañam a, los síntomas relacionados con, etc.
  • los tres componentes implicados en [...]; varios factores están implicados en [...], las distintas etiopatogenias implicadas en [...]. He aquí varios ejemplos de lo que probablemente sea traducción del inglés implicated in. Se trata, pues, de otro anglicismo de repetición, puesto que implicados,-as, se convierte en una muletilla para quienes no se acuerdan de que antes se decía: los tres componentes de [...], los tres componentes que tienen que ver con [...]/que están relacionados con [...]/que intervienen en [...].
  • El desarrollo del síndrome de Gillain-Barré. Como ha sucedido ya anteriormente con términos del inglés tan polisémicos como pattern, control, design, procedure, etc., ahora nos sale al encuentro a cada paso desarrollo, traducción, al parecer invariable, de development. Antes decíamos: la evolución/la aparición/ el curso/la progresión... del síndrome. Además, ya no sólo se desarrollan los síndromes, sino también los síntomas y las enfermedades. Otro ejemplo de la misma revista: [...] en el caso de una mujer que desarrolló una neuropatía. Y agregaré, de mi cosecha, que hasta desarrollamos resfriados. Todo ello puro calco del inglés.

Etoencefalografía: Una nueva técnica de diagnóstico. En este título vemos la supresión poco española del artículo determinado la al comienzo y la agregación, en la segunda parte, del indeterminado Una, bastante frecuente no sólo en títulos sino también en textos, calcada del inglés (Magnetoencephalographyy: A new diagnostic technique). En otros tiempos hubiéramos dicho, con mayor naturalidad: La magnetoencefalografía: Nueva técnica de diagnóstico.

Otro ejemplo: Un síndrome en busca de un nombre (A syndrome in search of a name). Antes decíamos: Un síndrome (o simplemente sindrome) en busca de nombre. El español tradicionalmente ha rechazado el uso del artículo indeterminado (uno, una, unos, unas) en construcciones aclaratorias o explicativas, en aposición a un nombre propio o a un sustantivo. Es curioso que, por un lado, la gente se queje de que el español es más largo que el inglés, pero cuando tenemos la oportunidad de acortarlo y decir las cosas correctamente, las alargamos para decirlas mal.

Otro ejemplo más: Una neurona en reposo mantiene una separación de [...] (A resting neuron maintains a separation of [...] ¿Acaso no la mantienen también todas las neuronas en reposo? Esa pluralidad de elementos de una misma clase se expresa en español con el artículo determinado: La neurona en reposo mantiene una separación de [...] o si no, con el plural: Las neuronas en reposo mantienen una separación de [...]

 

  • El informe se pronuncia acerca de la relevancia como técnica funcional. ¿Qué querrá decir el autor? ¿La importancia, o la pertinencia del informe? La acepción de importante es español de buena ley; la de pertinente, anglicismo.
  • El estudio ha dado resultados poco consistentes [...] ¿Querrán decir poco sólidos, poco fehacientes, poco de fiar? ¿O mejor, poco consecuentes, poco uniformes, poco concluyentes? Me temo que se referían a esto último, pues lo primero es precisamente lo que significa consistente en español.
  • La monitorización se ha demostrado útil [...] (Monitoring has been shown to be useful [...]). Construcción española puramente anglicada. Normalmente diríamos: La monitorización ha demostrado su utilidad [...] o se ha demostrado la utilidad de la monitorización [...]
  • Estamos esperando por los resultados (we are waiting for the results), en vez de: esperamos los resultados (más corto y más español).
  • Esta decisión resultó en [...] (This decision resulted in...). En español es correcto usar resultar en cuando se trata de una expresión adjetival, como resultar en beneficio (que equivale a resultar beneficioso, sin el en), pero no lo es emplear resultar en con un sustantivo, como en el caso de decisión. Para eso tenemos: La decisión tuvo por resultado, dio lugar a, el resultado de la decisión fue [...].
  • La voz pasiva con el verbo ser + participio. La repetición de la voz pasiva en las traducciones del inglés, sobre todo en las técnicas y en las de Medicina, va hasta cierto punto contra el genio y la costumbre del castellano. Ejemplo: Los microorganismos fueron llamados (These microorganisms were called). Para estos casos el español suele preferir la voz activa: Llamaron / bautizaron a los microorganismos (tal y cual), o si no la pasiva impersonal "se" en calidad de activa: Se llamó a los microorganismos (tal y cual). Hay muchos casos en que sí podemos recurrir a la voz pasiva, como por ejemplo cuando no sabemos o queremos callar quién es el agente de una determinada acción, o cuando la utilizamos como recurso estilístico para evitar repeticiones dentro de una misma oración (es sabido que el español huye de las repeticiones, a diferencia del inglés): El estudio se realizó a lo largo de un período de diez meses y los resultados fueron analizados en sólo cinco días. En general, la voz pasiva se ha usado en español con más circunspección que en inglés. Lo curioso es que también en inglés ahora recomiendan, siempre que sea posible, usar la voz activa, por considerarla más dinámica y vigorosa.

estar + gerundio de otro verbo. No es incorrecto, pues expresa el aspecto durativo de una acción que ha empezado pero que no ha terminado todavía en el momento en que se habla, como por ejemplo: el niño está durmiendo / comiendo / jugando / cantando / o haciendo pucheros. Lo impugnable es la repetición hasta el absurdo de esta forma verbal, con lo que se arrincona otra manera española de aludir a la acción durativa, igualmente correcta y, hasta hace poco, de uso más común: el niño duerme / come / juega / canta / o hace pucheros. El inglés actual no puede expresar el aspecto durativo más que con el gerundio del verbo to be + gerundio: he is sleeping (duerme o está durmiendo), he was being silly (se ponía tonto, estaba haciendo el tonto, el ridículo) o con el gerundio + el participio: he is being accused of (se le acusa o es acusado de).

Para los que vivimos en EE.UU. es evidente que la repetición exagerada del verbo en su aspecto durativo (con estar + gerundio de otro verbo) es resultado de la influencia del inglés, idioma que, como hemos señalado, no tiene en la actualidad otra manera de expresarlo, aunque sí la tenía hace siglos, cuando podía decir, como en español hoy, He worked para indicar tanto trabajaba como estaba trabajando.

 

  • Caso especial: Estar + siendo. Para algunos gramáticos es incorrecto decir la ciudad estaba siendo bombardeada, porque a su entender el verbo estar puede usarse en sentido durativo con el gerundio de cualquier verbo menos ser. Otros gramáticos consideran esta construcción perfectamente correcta, aduciendo que estaba siendo bombardeada representa el aspecto durativo en voz pasiva o cuasirrefleja. Para mí, esta expresión tiene un fuerte sabor a inglés, y aun si fuera correcta, figuraría entre los anglicismos de repetición menos felices. En una búsqueda que hice de nuestros clásicos (capítulos leídos al azar de las obras de Cervantes, Lope de Vega, Quevedo, etc.) no me topé una sola vez con estar siendo. En cambio, el servicio de consultas de la Real Academia, accesible a través de la Internet, me acaba de pasar una lista de cita más recientes, que van desde Gil y Carrasco (1884) hasta Juan Ramón Jiménez (1958), pasando por Clarín (1885), la Pardo Bazán (1905), Ortega y Gasset (1926), Valle-Inclán (1931), Francisco Ayala (1949) y Miguel Asturias (1954). Seguiremos averiguando cuándo y cómo empezó a usarse así.

Como hemos apuntado, el inglés no puede decirlo de otra forma. En cambio, el español tiene, no una, sino varias maneras de expresarlo sin recurrir a verbos normalmente tan antitéticos en su esencia como ser y estar. Estos dos verbos se usan también con oficio de copulativos y de auxiliares, en cuyo caso pierden hasta cierto punto su significado normal; pero aún así, no dejan de conservar un meollo contrapuesto: el verbo estar denota un estado transitorio; el verbo ser, una condición intrínseca, de por sí duradera. ¿Cómo puede volverse transitoria una condición duradera? ¿Cómo se puede decir, por ejemplo, que una persona o cosa no está siendo? O se es o no se es. Al usar la perífrasis estar siendo + participio/adjetivo/sustantivo imitamos al inglés. Nosotros podemos decirlo a nuestra manera, sin que a nadie le parezca extraño: La ciudad era bombardeada, el niño era muy bueno / era un tonto, hacía el tonto, se ponía tonto.

Termino ya. ¿Que podemos hacer para combatir estos anglicismos que tanto empobrecen y desvirtúan la lengua española, amputándole poco a poco, o mucho a mucho, las maneras tradicionales de decir las cosas? Como traductores - y por ello tal vez más conscientes de los entresijos de los dos idiomas - podemos tratar de atajarlos poniéndolos sobre el tapete, dándolos a conocer o recordándoselos a cuantos se interesan por su lengua materna. Eso es lo que hacemos (o estamos haciendo) hoy. ¡Ojalá estas Jornadas tengan largo y amplio eco, y no sólo en el ámbito de la Medicina! Por otra parte, cada uno de los que usamos la lengua española tenemos la obligación de cuidar - para que no se nos tuerza o marchite - este árbol centenario que nuestros antepasados plantaron y que tan bellas flores y sabrosos frutos nos ha dado. En nuestro cotidiano quehacer y en el trato con nuestros semejantes debemos defender la lengua castellana de los anglicismos innecesarios, como en su día la defendió de los galicismos la Real Academia.

Les agradezco (no les agradezco por, como dicen algunos) el haber tenido la bondad y la paciencia de escucharme.