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El español que hablan los mexicanos es el lenguaje más feliz

Laura Ramírez

Según un estudio de la Universidad de Vermont, los humanos tienden a buscar un lenguaje positivo.

"Los limites de mi lenguaje son los limites de mi mundo", decía el filósofo austríaco Ludwing Wittgenstein, con lo cual expresaba cómo los conceptos fundan sistemas lógicos que acotan nuestra experiencia en el mundo.

Así, todo lenguaje es una expresión de la forma de pensar y, por tanto, de vivir tanto de los individuos como de la sociedad.

Aunque pensaríamos que el lenguaje mexicano tendería a ser crudo, no es así.

El ser humano tiende a buscar el positivismo de las cosas, aún cuando se comunica, revelan los estudios de 1969 de los psicólogos Jerry Boucher y Charles Osgood, en dicha investigación, llamada Pollyanna, ambos científicos postulan que los seres humanos buscan darle un sentido a las cosas de forma instintiva, aún cuando se trata de comunicar. Sin embargo, como toda teoría, siempre está sujeta a revisión y crítica.

Hace poco tiempo, Peter Dodds, director del Centro de Sistemas Complejos de la Universidad de Vermont, realizó un estudio de más de 100 mil palabras tomadas de diez idiomas: español, inglés, francés, alemán, portugués brasileño, coreano, chino, ruso, indonesio y árabe. Fueron 10 mil las palabras de cada idioma las que se analizaron, que se dividieron en 24 subcategorías según su origen.

Posteriormente, se contrató a grupos de 50 hablantes nativos para que marcaran las palabras que más repetían en una escala del 1 al 9, 1 se considera lo más negativo o triste, 5 lo neutral y 9 lo más positivo o feliz.

La nueva investigación de Dodds confirmó la Pollyanna, es decir, la tendencia universal a un lenguaje positivo.

Además, el español mexicano tuvo los resultados más altos. El estudio menciona:

"Los corpus evaluados en América Latina (español de México y portugués de Brasil) exhiben medianas relativamente altas y, en menor grado, variaciones más altas."

Tras concluir que el español, especialmente el de México, es el idioma más feliz, Peter Dodds y su equipo desarrollaron un "hedonómetro"; un programa para medir la felicidad de ciertas obras literarias clásicas.

El resultado: Moby Dick era una de las obras más positivas, mientras que la novela de Dostoievsky Crimen y castigo, una de las más tristes.