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De las jarchas medievales a Rosalía: la alternancia de código en la lírica popular

Rosa Amor del Olmo *

Cada idioma puede tener diferentes variedades lingüísticas. Cada variedad es un uso de la misma lengua, según la situación comunicativa, geográfica o histórica y según el nivel de conocimiento lingüístico de quien la utiliza.

En lingüística, el cambio de código o la alternancia de lenguas se produce cuando un hablante alterna entre dos o más lenguas, o variedades de lenguas, en el contexto de una misma conversación.

Suele darse en hablantes multilingües que tienen un alto conocimiento y dominio de las lenguas que están en contacto:

“Apaguemos la luz, darling, hasta mañana, sleep well, corderito atrás de otro, ya pasó.”

Julio Cortázar, Rayuela.

“La mujer desolada: Yoni, darling, repórtate, Yoni. Mira que erej cargante, ¡ajá!, no se te puede desembarcá en ningún sitio. Erej un desatento, ay bendito, o te sostienej o te vaj a esfaratá la crijmá, m'jo… Y como, ya lo notarás, ¿no?, la señora habla en cubanito…”

Alonso Zamora Vicente, A traque barraque.

La larga tradición del espanglish

El espanglish, es decir, la mezcla de elementos léxicos y gramaticales del español y del inglés, se usa cada vez más entre los usuarios de ambos idiomas de América, y llega a través de la cultura al otro lado del océano Atlántico.

Este fenómeno no se puede considerar un acontecimiento nuevo: sus antecedentes se remontan, como algunos autores sostienen, a 1848, con la firma del Tratado de Guadalupe Hidalgo. Con este tratado, México vendió a EE UU los estados de Tejas, Nuevo México, Arizona, Colorado, Utah y California. En estos lugares, los hablantes de español pasaron a necesitar entender y utilizar el inglés, la lengua de su nuevo país.

El escrito está en los dos idiomas: inglés y español, y el tratado representa el comienzo de un hermanamiento de lenguas que ha sido impulsado hoy principalmente por grupos de jóvenes, influencersyoutubers, cantantes de pop, reguetoneros, o la publicidad de EEUU sin ir mas lejos.

Means you’ll always be my friend

Amis per sempre

Means a love that got no end

Friends for life

Not just a summer or a spring

Amigos para siempre.

Los Manolos.

Al-Ándalus como tipología de inmersión

En al-Ándalus, donde convivieron cristianos, musulmanes y judíos, la mezcla y la alternancia de códigos fueron fenómenos muy frecuentes, y en Marruecos han continuado con dicha alternancia.

Una de las escasas muestras que tenemos de la lengua romance andalusí de la época son las xarajat, tradicionalmente conocidas como jarchas mozárabes. La jarcha es el último estribillo de la moaxaja (composición poética) y puede ser expresada en árabe dialectal, en hebreo, en romance o en una mezcla de varios idiomas o dialectos.

Lo poco que nos ha llegado en forma escrita de las lenguas mozárabes, como algunas jarchas, está escrito en aljamía, es decir, con escritura árabe y hebrea. Por eso abundan los cambios de código, las interferencias fonéticas, léxicas, sintácticas y semánticas del árabe en un texto con el hebreo o el castellano medieval.

Idiomas actuales herederos

El judeoespañol, ladino o español sefardí (o sefardita) es heredero de esta alternancia. Mantiene en la actualidad esta alternancia de códigos y registros.

El sefardí, judeo-español también llamado ladino (judezmo o haketía según sus particularidades) mostró un patrón de necesidad de alternancia de código bien por situaciones geográficas, bien porque los hablantes manejaban varias lenguas y las utilizaban para comunicarse.

En este sentido es comparable con el patrón y estructura que se está generando con el uso del espanglish. La manera que tenemos los oyentes de conocer dicho manejo de códigos alternativos lingüísticos de antaño es por medio de las canciones.

Estudiosos de las jarchas

El primer filólogo de la era moderna que habló de la existencia de las jarchas fue Julián Ribera y Tarragó, durante su discurso de ingreso en la Real Academia Española, el 29 de mayo de 1912.

Después, Millás Vallicrosa intentó descifrar alguna jarcha en Sobre los más antiguos versos en lengua española, en la revista Sefarad, VI, (1946).

Tan solo dos años más tarde, en 1948, el hebraísta Samuel Miklos Stern arrojó mayor luz y conocimiento en su texto publicado en la Revista Al-Andalus XIII, donde ofrecía a la comunidad científica su lectura e interpretación de veinte jarchas (o “versos finales”) romances, contenidas en sendas muguasajas hispano-hebreas.

Stern consiguió descifrar enigmáticas secuencias consonánticas que hasta ese momento no pasaban de ser meros galimatías sin sentido. El hebreo (que, como el árabe, rara vez registra en la escritura las vocales), permitía leer con claridad cosas como:

ky fr’yw ’w ky šyr’d dmyby

hbyby nwn tytwlgš dmyby,

Stern lo reconstruyó en los versos:

¿Qué faré yo o qué serád de mibi?

¡Habibi!

¡No te tolgas de mibi!

Pero los trabajos de investigación sobre las jarchas siguieron, configurando un gran listado de filólogos que han aportado su impronta.

Tres damas van a la misa

por hazer la orasión.

Entre’n medio va mi spoza,

la que más quería yo.

Sayo yeva sovre sayo;

un xiboy de altornasión.

Su cavesa, una toronǧa

sus caveyos briles son.

Balada de la bella en misa

La alternancia de códigos: revenir à l'essentiel

Alternar códigos lingüísticos –una costumbre que preocupa de alguna manera a los filólogos– comenzó con el intercambio cultural y lingüístico entre el castellano romance, el hebreo y el árabe, idiomas de contacto de al-Ándalus.

Su expansión se mostró en las canciones y poemas (jarchas), muchas de transmisión oral, que son la arqueología de que disponemos hoy.

Estas mixturas de lenguas continúan vivas hoy con la expansión del espanglish, y tienen como modelo el judeoespañol o ladino.

 *Rosa Amor del Olmo es Prof. Dra. Grado Educación. Profesora de Lengua y Literatura, Lectoescritura, Adquisición del lenguaje. Neuropsicología, Universidad Nebrija