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¿Es “de buten” una locución del lunfardo rioplatense?

José Gobello, un periodista estudioso del lunfardo

Ricardo Soca

Muchas veces me han preguntado cuál es el origen de esta expresión, que algunos creen que pertenece al lunfardo rioplatense, pero que en realidad figura en el diccionario de la Academia sin ninguna marca diatópica (de localización geográfica). Tengo que confesar que no lo sé con certeza, aunque, como más probable, parece que sea oriundo del caló, la lengua de los gitanos españoles, como afirmaba hace más de un siglo Rafael Salillas,[1] quien señalaba para su época el significado ‘mucho’ en la lengua de los gitanos de España.

En el Río de la Plata, este sintagma aparece en la jerga carcelaria y en algunas letras de tango, con el mismo significado que le atribuye el Diccionario de la lengua española: ‘excelente, estupendo’, usado también como locución adverbial, según se advierte en la entrada correspondiente.

En el tango del argentino Elías Wainer Palpitando el escolazo, la plata que el protagonista iba a robar se encontraba bien de buten resguardada bajo una reja de bronce donde yo era el pagador, pero este es solo un ejemplo entre otros muchos, que aparecen en las letras tangueras.

El autor del Diccionario del lunfardo, José Gobello, incluye la locución, que también tiene la forma de bute, con varios ejemplos rioplatenses, y atribuye su origen al caló español, citando a Salillas. Mario Teruggi, autor de Panorama del lunfardo, observa que se trata de un “pseudolunfardismo”, caracterizándolo como “una alocución (sic) verbal española” registrada desde hace muchos años en el diccionario académico. Y en el más reciente Diccionario etimológico del lunfardo, del lingüista argentino Óscar Conde, de buten ni siquiera figura, probablemente porque el autor tiene claro que no pertenece a ese argot.

En el Corpus Diacrónico del Español (Corde), de buten aparece con cinco casos, tres en España y dos en Perú, desde los primeros años del siglo XX En una crónica taurina peruana de 1908 aparece en la oración En este toro invitó a sus colegas a banderillear, colocando los tres espadas tres pares de buten (Juan Apapucio Corrales, Crónicas político domésticas taurinas).

El académico y lexicógrafo madrileño Manuel Seco, en su extenso Diccionario del español actual,[2] una obra integral dedicada al español peninsular, aborda así esta locución:

dabute. adj invar  (jergal) Magnífico. Tb adv. Juan Manuel es un chico dabute, cojonudo.

dabuti. adj invar  (jergal) Magnífico. Tb adv. La basca joven dice “Tierno se enrolla, es superculto y, encima, tiene unos golpes dabuti”.

de bute, loc adj (jergal) De buten. Tb. adv. La  noche iba de bute, que mi colega se presentó con una ronda de alucine. // Te lo montas de bute, Rafa.

de buten. loc adj (jergal). Magnífico. Tb. adv. Pedimos unas salchichas alemanas de buten para cenar mi colega y yo. // ...que no me fío un pelo de las tías... el otro estaba claro, joder, y yo que ya se vería, que por mí de buten, pero que no se hiciera muchas ilusiones.

Don Ramón del Valle Inclán pone esta locución en boca de uno de los personajes de su comedia La hija del capitán (Madrid: 1927): ¡Raro que siendo usted una hembra tan de buten, no la haya seguido alguna vez por esas calles!

En el Corpus del español actual (CREA), se puede encontrar un solo caso, en España: ¿Está bueno, José? ‒Está de buten.

La forma alternativa de bute, también figura en un texto madrileño de 1984, albergado en el CREA, en referencia a una cabalgadura: Caballo, Tiene una onda buena. ‒Te lo montas de bute.

Este corpus incluye también otra forma alternativa, monoverbal: dabuti, de significado equivalente: El jefe ha estado dabuti conmigo.

Curiosamente, en el tagalo, la lengua autóctona de las Filipinas, que experimentó fuerte influencia del español, se emplea mabuti, con el significado de ‘bien’, ‘estar bien’. En esas palabras del tagalo es en las que se percibe la impronta del español, como lingo por domingo y otras, como mesa, silya y kutsara, que no requieren explicación. 

En suma, de buten y sus variantes no pertenecen  propiamente al lunfardo rioplatense, un argot que surgió en Buenos Aires y Montevideo entre las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX, como consecuencia del aluvión inmigratorio procedente de todos los puntos de la península itálica, con diversos dialectos algunos de los cuales no eran interinteligibles, y que llenó de peculiaridades el dialecto local. En sus comienzos, fue un vocabulario de los arrabales y de las cárceles, pero muchas de sus voces se incorporaron a la variedad del castellano de ambas márgenes del Río de la Plata.


[1] Salillas, Rafael. El lenguaje. Estudio filológico, psicológico y sociológico con dos vocabularios jergales (Madrid: 1896).

[2]  Seco, Manuel. Diccionario del español actual. Madrid: Espasa Calpe (2006).