lubricán
Es un sinónimo poco conocido del crepúsculo, hoy más bien de uso literario, empleado con la pretensión de conferir al texto una pátina de antigüedad. Antonio Gala cuenta en su libro de relatos Los invitados al jardín (2002): pareció la luz más huidiza que nunca. Un lubricán verdoso arrastró la claridad como un pastor siniestro arrastra su morral.
No es un vocablo moderno ni nada reciente; en 1499 aparecía en el Diccionario eclesiástico de Fernández de Santaella definido como ‘la ora cerca dela noche. que el vulgo llama entre lubrican de lubrico. por que es ora dispuesta a resbalar y caer y tanbien se dize crepusculum ala mañana’.
La etimología de ese antiguo diccionario es errónea, la vincula con lubrico ―del latín lubricus 'resbaladizo'― porque supone que la gente se puede resbalar a esa hora, tal vez por la falta de luz.Lo cierto es que lubricán es un vocablo de origen pastoril formado mediante una composición del latín lupus ‘lobo’ y canis ‘perro’, aludiendo al hecho de que a esa hora, con tan poca luz, los pastores no son capaces de distinguir un lobo de un perro.