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¿Sobrevivirán las agencias internacionales
de noticias?

10/02/2010

Luc Debrain, Le Temps

El modelo de las agencias nacionales de noticias se ve hoy cuestionado por la crisis de los medios y la circulación no siempre controlada de las noticias por internet. Pero la prensa, los gobiernos y los ciudadanos ¿podrán sobrevivir sin estos mayoristas de la información aparecidos en el siglo XIX? No es seguro que así sea.La Agencia Telegráfica Suiza (ATS) lleva en su propio nombre la información de que su modelo no es de ayer ni de anteayer, sino que se remonta al siglo XIX, al igual que la estadounidense Associated Press o la británica Reuters, y que fue creada con las tecnologías apropiadas para esa época.

Para contar con una fuente de información fiable, rápida e independiente, los editores de diarios se agruparon en cooperativas que suministraban información a sus clientes, que eran ellos mismos.

La ATS nació de una necesidad nacional. Descontentos con los servicios de la francesa Havas (más tarde AFP) y de la alemana Wolff, que se repartían el mercado suizo de información, el Journal de Genève, el Bund y la Neue Zürcher Zeitung crearon ATS en 1894. La agencia es hasta hoy propiedad de los medios suizos, y sus clientes son los diarios, las radios, los canales de televisión, las empresas públicas y privadas. Uno de sus principales clientes es el gobierno suizo.

Pero en 2010 el modelo de estas agencias «de hilo» se ve muy cuestionado. ¿Tienen lugar en un mercado de información revolucionado por la internet? ¿Qué va a pasar si un día desaparecen, teniendo en cuenta que buena parte de las noticias divulgadas por los diarios, las radios, los canales de televisión y los sitios web es producido por esas agencias?

El desafío va mucho más allá del mero mercado de la información. Es también una cuestión de identidad, de política y de democracia.

Se trata de un desafío mundial. En América la Associated Press (AP) tiene los mismos problemas que las demás agencias. La prensa escrita está en crisis y los diarios desaparecen o dejan de pagar sus abonos anuales a la AP, discuten los precios en constante aumento y buscan otras fuentes de información.

Enfrentada a una baja de sus ingresos, la Associated Press corta sus efectivos. Decenas de puestos de trabajo se suprimieron el mes pasado, de los cuales veinte corresponden a la sede neoyorquina de esta agencia fundada en 1848.

Últimamente optó por confiar algunas de sus antenas extranjeras a terceros. Su servicio francés está en venta. En diciembre, vendió a la agencia alemana DDP (la segunda del país, después de la DPA) los derechos de su servicio en lengua alemana. Y mientras la AP se repliega al mundo sajón, la DDP hace lo mismo en los países germánicos: acaba de retirar su antena en la Suiza alemana, con la pérdida de unos veinte puestos de trabajo. Un verdadero efecto dominó, de Nueva York a Berna, pasando por Berlín.

Las agencias de noticias se ven atacadas por un segundo frente. En la web, los motores de búsqueda, los agregadores de contenidos, los portales de noticias reciclan una y otra vez los despachos elaborados por la AP, la AFP y las demás. Para evitar este pillaje desvergonzado, las agencias concluyeron acuerdos con Yahoo y con Google.

Pero las características de la web, ubicua y ultrarrápida, hacen difícil un control eficaz del flujo de información. AP introdujo recientemente un sistema de rastreamiento electrónico que permite seguir hasta cierto punto en tiempo real el encaminamiento de textos, fotos y videos por internet.

Google y AP están actualmente en plena renegociación de los derechos de autor. Desde el 24 de diciembre, Google News no tomó ningún despacho más de AP.

La Agencia France Presse, que está presente en 165 países, acaba de lanzar un programa de protección y seguimiento de sus contenidos digitales. Al mismo tiempo, la agencia francesa, crónicamente deficitaria, intenta dotarse de un nuevo estatuto (el actual es de 1957). Como el Estado francés cubre ampliamente las necesidades de la agencia, el ministro de Cultura y Comunicación, Frédéric Miterrand, exigió que un grupo de expertos independientes encargue de la reforma de la AFP. La empresa, actualmente en manos de sus clientes franceses, puede convertirse en una sociedad anónima de capitales públicos, lo que, para los colaboradores de la agencia, puede equivaler a una "nacionalización de hecho".

Pero la AFP ¿puede sobrevivir sin un sostén directo del Estado, que tiene interés en que conserve su estatuto de «vidriera de la calidad y del brillo de la información a la francesa»?

La AFP perdió la delantera en dos formas de mejorar sus finanzas. Su competidora Reutersse ha venido especializando desde hace mucho tiempo en servicios financieros, que le rinden mucho dinero, con el que puede financiar sus actividades como agencia general, en todo el mundo.

La AFP demoró demasiado en lanzarse en el mercado de las noticias de video, que actualmente está en pleno auge, mientras que la AP no perdió el tiempo. La agencia estadounidense suministra imágenes y reportajes a innumerables cadenas de televisión de todo el mundo.

Para poder competir con la AP en ese terreno, la AFP necesita inversiones masivas que sólo el Estado le puede proporcionar. Y la experiencia muestra que cuando una gran agencia de noticias cae en manos de inversionistas privados, no le va bien, como ocurrió en los años noventa con la estadounidense UPI, que declinó notoriamente tras ser vendida al mejor postor por la fundación familiar que la administraba.