Los hablantes prevén lo que
dirá su interlocutor
VanguardiaLas últimas investigaciones en materia lingüística desvelan la capacidad humana de predecir las palabras ajenas cuando dos personas están dialogandoEn una reunión con varias personas, incluso desconocidas, ¿alguna de ellas parecen ser capaces de anticipar lo que va a decir un interlocutor determinado con un notable grado de acierto?. ¿A menudo interrumpe a la persona con la que está dialogando para expresar lo que ella está a punto de comentar?. De acuerdo a un estudio de investigadores de las universidades de Standford, en Estados Unidos, y de Griffith, en Australia, las personas son bastante precisas al anticipar lo que alguien está a punto de decir, no sólo en cuanto al contenido básico del mensaje, sino también en lo que respecta a elección de las palabras y la expresión de las oraciones.Según los expertos, muchas personas son capaces de predecir, dentro de un contexto y con eficacia, la sintaxis de los demás, es decir la forma en que otro individuo ha de coordinar y unir una serie de vocablos para formar las oraciones y expresar conceptos.Al parecer, esta capacidad procede del conocimiento que los investigadores denominan como «probabilidad lingüística», según el estudio de EU y Australia, recogido por el Servicio de Información y Noticias Científicas (SINC).Según los autores de la investigación, la capacidad humana para determinar el probable discurso ajeno se fundamenta en la experiencia cotidiana de la utilización del lenguaje. Por otra parte, cuanto mayor sea la experiencia en materia de palabras de una persona, mayor es su capacidad de predecir lo que van a expresar los demás.DESVELANDO LOS PATRONES LINGÜÍSTICOSEste fenómeno se cumple para los diferentes dialectos de una misma lengua, de acuerdo a la investigación centrada en la lengua inglesa, denominada "Prediciendo la sintaxis: proceso de construcción dativa" y liderada por los investigadores anglosajones Joan Bresnan y Marilyn Ford.Según Bresnan y Ford, las personas australianas y americanas que se comunican en inglés pueden captar modelos ligeramente diferentes en la expresión y el uso del idioma entre quienes comparten su misma habla. Este hecho les posibilita profetizar con mayor eficacia la sintaxis que utilizarán los distintos interlocutores en una variedad de contextos.La constatación de nuestra capacidad de predecir lo que otros van a comunicar tiene una serie de repercusiones en la comprensión del lenguaje. Podría tener algunas aplicaciones prácticas, según los expertos, que creen que su hallazgo permitirá, por ejemplo, a los pedagogos dedicados a la enseñanza de lenguas extranjeras que centren eficazmente sus esfuerzos iniciales en las construcción de las oraciones más probables».Estos hallazgos sobre probabilidad lingüística también podrían ser de utilidad para conseguir un lenguaje informático más natural. Además, ayudaría a los publicistas y expertos en mercadeo a elegir las frases más probables cuando elaboren sus mensajes publicitarios destinados a comercializar un producto o servicio.La investigación de Bresnan y Ford sobre los modelos o patrones lingüísticos también podría ayudar a optimizar las herramientas clínicas utilizadas actualmente para realizar perfiles y diagnósticos de las personas que presentan trastornos del lenguaje como las dislexias, disfonías o afasias. De acuerdo a la psicóloga clínica Lola Mayo, «a menudo la capacidad de anticipar lo que va expresar una persona con la que estamos dialogando se amplia todavía más cuando la escuchamos con atención, lo cual puede ser muy revelador». «Cuando se dialoga hay que procurar concentrarse en lo que nos dicen, en lugar de dejar que la mente divague y salte de una idea a la otra de forma errática», señala Mayo, para quien »a veces una charla se torna tediosa, porque no nos implicamos en ella, y sólo escuchamos parte de lo que nos dicen. Podemos descubrir aspectos interesantes de la otra persona, si nos centras en ella». «La capacidad de adivinar lo que nos van a decir, constatado por el estudio de Estados Unidos y Australia, también puede tornarse perjudicial, si nos conduce a la costumbre de interrumpir continuamente a la persona con la que hablamos, evitando que termine las frase que se dispone a expresar», dice la psicóloga. Para Mayo, hay que evitar las interrupciones y hacer un esfuerzo consciente y sostenido para conseguirlo. Cortar con frecuencia una conversación, además de molesto, suele ser poco eficaz, porque hace que se pierda el hilo de la charla o se desvié en otra dirección». «Hay que cambiar la costumbre de interrumpir a quien habla, por el saludable hábito de responder cuando termine de hablar. Los silencios no sólo permiten entender a la otra persona, sino también reflexionar sobre lo que ha expresado o lo que hemos de decir a continuación», explica la experta.