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El (lento) avance del español en
Brasil

25/02/2011

Nacho Meneses, El País

Cinco millones de brasileños estudian ya el idioma, pero su obligada inclusión en la secundaria se ha cumplido a medias - En 2006 había solo un millón de alumnos

Diego tiene dieciséis años, y desde hace cuatro estudia castellano en una escuela privada de São Paulo. La influencia de sus abuelos, españoles, despertó pronto su interés por nuestro idioma, que aprende «para viajar y trabajar». Es uno de los cinco millones de personas que, según el anuario del Instituto Cervantes 2009, estudian español en Brasil, una cifra que «a estas alturas, seguramente es ya más alta», según aseguran desde la institución. Un gran salto comparado con el millón de alumnos de 2006.«Brasil es un país situado entre el océano y el español», dijo Fernando Henrique Cardoso, expresidente brasileño. Aprobada en 2005, la denominada Ley del Español convertía en obligatoria la oferta del castellano en los centros de secundaria, incorporación que debía completarse en 2011. Sin embargo, a finales de 2009, solo un 32% lo había hecho, y la implantación había sido muy irregular. El Estado de Río, por ejemplo, había llegado a un 46%, pero otros como Bahía apenas llegaban al 21%, según datos del Instituto Nacional de Estudios e Investigación (INEP) brasileño. Una desigualdad aún más patente si se considera la titularidad de los centros: cumplían la ley un 66% de centros privados, pero solo un 18% de los públicos. Así las cosas, la nueva fecha que se plantean los responsables educativos mira hacia el horizonte de 2021.Las caras de este retraso son múltiples, como explica Antonio Martínez, director del Instituto Cervantes de Río de Janeiro: «No salen suficientes plazas para garantizar la implantación de la ley; de 2006 a 2010 solo se convocaron oposiciones para trescientos profesores». Fuentes del Ministerio de Educación brasileño reconocen que hay 6.000 docentes de español frente a una demanda aproximada de 25.000.La falta de financiación, apuntan, es una de las razones, pero no la única. Al ser Brasil un Estado federal, el cumplimiento de la ley depende de que los diferentes estados desarrollen reglamentos para adaptarse a la nueva norma, algo que lleva su tiempo. Una lucha burocrática que se une a otras problemáticas, como apunta Belén García Llamas, profesora del Cervantes en Río de Janeiro: «La situación de los profesores no es muy buena. Sus salarios son muy bajos y trabajan con pocos medios... hay barrios muy desfavorecidos, con muchos contrastes, y los profesores tienen que echar mano de mucha vocación. Hay interés porque las cosas mejoren, pero no es fácil».El español entra despacio, pero no para. La creciente demanda se ha notado también en las nueve sedes que el Instituto Cervantes tiene en Brasil, cuyas matrículas han pasado de 2.308 en 2006 a más de 16.000 en 2010. Su labor, que conjuga la enseñanza del español con la promoción de la cultura hispanoamericana, mezcla lo presencial con lo virtual a través de unas plataformas online que sirven «para llegar a rincones que, debido a la dificultad orográfica del país, sería mucho más complicado alcanzar», afirma la directora del Instituto, Carmen Caffarel. Así, tenemos el Aula Virtual de Español (AVE; http://ave.cervantes.es), cuyos cursos por Internet se organizan en torno a cuatro niveles multimedia, de inicial a superior. «Queremos llegar al mayor número de colectivos posible sin usurpar la labor de las universidades, que forman a sus profesores, pero ofreciéndoles nuestro apoyo», apunta Caffarel. Esther Blanco, profesora del organismo en Salvador de Bahía, añade que están intentando ofrecer clases extraescolares en escuelas, aunque «en eso hay más mercado para el inglés».Los alumnos del Cervantes responden a un perfil diferente. Son universitarios, profesionales, con un buen nivel cultural. «Muchos se quedan con nosotros incluso después de haber completado todos los niveles», afirma García Llamas desde la sede de Río. Entonces el Cervantes diseña cursos específicos adaptados a lo que les piden: conversación, literatura, cine, cultura... Esta pasión por el español fue el germen que llevó a un grupo de alumnos de Río a crear, en abril de 2010, una revista electrónica en español, Los Insistentes (www.losinsistentes.blogspot.com), que coordina la periodista brasileña Daniella Wagner: «Empezamos siete personas y hoy tenemos incluso otro equipo de redacción al que damos un tratamiento casi profesional».La labor docente del Cervantes se deja ver también en los múltiples convenios que la institución firma con diferentes entidades. El pasado mes de enero se presentó en Valladolid Practica español, un centro de recursos online fruto de un acuerdo entre la Fundación de la Lengua Española, la Agencia EFE y el Cervantes. Un proyecto que cuenta además con una radio dedicada a la enseñanza del español (www.radiofle.com) y otros contenidos culturales, y que en un mes escaso de existencia parece haber tenido una acogida especialmente buena en Estados Unidos y Brasil. Precisamente el 3 de febrero firmó el Cervantes un acuerdo en Madrid con la Fundación Hispano Brasileña, por el que ofrecen «ayuda y apoyo a la fundación en su trabajo de difusión y conocimiento de la cultura brasileña en España», según su presidente, Rafael López Andújar.Entre los motivos que han favorecido la expansión del español en Brasil está, sin duda alguna, el económico. En primer lugar por el comercio con los restantes países de Mercosur; y también porque España, tras Estados Unidos, es el segundo país inversor en Brasil, con una cantidad acumulada de 30.000 millones de euros en los últimos diez años y unas exportaciones valoradas en más de 2.100 millones a finales de 2010, según datos de la Cámara de Comercio España-Brasil. «Hay una cantidad enorme de empresas pequeñas y medianas deseando establecerse allí», afirma López Andújar.Una muestra clara del interés por invertir en Brasil es el número de empresas asociadas a la Cámara de Comercio España-Brasil, que en solo cuatro años ha pasado de cincuenta a 250, «e incluso podrían llegar a cuatrocientos antes de finalizar 2011», según su presidente, Tomás González. «Tenemos como socios al 97% de la inversión española en Brasil. Y no solo con las empresas gigantes, sino también con socios pequeños, que son los que más necesitan el apoyo de la Cámara».Las grandes citas internacionales que tendrán lugar en Brasil en los próximos años —Mundial de Fútbol y Juegos Olímpicos— pueden tener un impacto decisivo en la expansión del español. Así, se ha creado una secretaría nueva, SaeCopa, que entre otras cosas impartirá cursos de idiomas —español e inglés— a los trabajadores del sector servicios: bomberos, policías, taxistas y hasta vendedores ambulantes.Para Anastasio Sánchez, director del Cervantes en Salvador de Bahía, «hay unas diferencias abismales que arreglar en Brasil en todos los aspectos. Son más de doscientos millones de habitantes y, aunque Lula haya sacado de la pobreza a treinta o cuarenta millones, queda mucho por hacer». Pero hay una razón para sentirse optimista: «A diferencia de España, aquí van todos a una, hay un gobierno y una oposición que ayuda».