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El español vale oro también para los latinoamericanos

01/11/2014
Redacción Vivir

ElEspectador.com

Los latinoamericanos llevamos décadas empujado a nuestros hijos a estudiar otros idiomas: primero el inglés y ahora el alemán, el francés o el chino. Hemos escuchado una y otra vez que la habilidad para manejar otras lenguas será determinante para multiplicar futuras posibilidades laborales, pero ¿alguien nos ha dicho cuánto vale saber hablar español?

A pesar de que es un idioma que comparten 470 millones de personas y es la lengua oficial de 21 países (lo que implica, entre muchas cosas, un masivo consumo de industrias culturales y un fenómeno de ricos intercambios migratorios), durante años el español ha quedado relegado en el ámbito de las relaciones internacionales ante el poderío del inglés.

Sin embargo, investigadores como José Luis García Delgado, catedrático de economía aplicada de la Universidad Complutense de Madrid, y director desde 2006 del proyecto “Valor económico del español”, auspiciado por la Fundación Telefónica, creen que aunque el español difícilmente podrá igualar la influencia del inglés, tiene todo para convertirse en una segunda lengua franca. García defiende que el valor de un idioma lo determina su número de hablantes, y hoy las solicitudes de aprendizaje del español se han multiplicado, es la cuarta lengua con mayor peso demográfico y la segunda como instrumento de comunicación, después el inglés.

Hace poco, García Delgado estuvo en Bogotá presentando una colección de trece textos de investigación sobre el poder social, económico y cultural de nuestro idioma. Allí se reúne el trabajo de ocho años en los que, junto con otros académicos, ha logrado describir, por ejemplo, cómo la capacidad de compra de casi 500 millones de hispanohablantes representa el 9% del Producto Interior Bruto (PIB) mundial y sólo en España se ha calculado que el idioma genera el 16% del valor económico de su PIB, el 3% del cual es evidente en el consumo de libros y otras industrias culturales.

“En todas las actividades económicas, sin excepción, recurrir a un idioma compartido por parte de los agentes implicados reduce los costes de transacción. Entre los países hispanohablantes hemos descrito cómo la lengua multiplica por cuatro, en promedio, los intercambios comerciales. Sólo en España, las inversiones empresariales habrían sido siete veces menores en los últimos años de no haberse cerrado tratos con países que no sólo comparten la lengua sino también muchas características culturales”, dice García.

No sólo la investigación de Telefónica le augura un futuro prometedor a nuestra lengua. Este año el Instituto Cervantes presentó algunos hallazgos sobre la expansión del idioma y calculó que a 2030 el 7,5% de la población del mundo lo hablará.

Según el instituto, además de las 470 millones de personas que hoy dominan el idioma como nativos, existen 58 millones que lo manejan con alguna limitación y cerca de 20 millones están en proceso de aprendizaje. De estos, casi ocho millones se encuentran en Estados Unidos, seis millones en Brasil y un poco más de dos millones de estudiantes en Francia.

La mayor expansión del español en los últimos años se ha dado en zonas como Estados Unidos, donde la población de origen hispano es cada vez mayor, pero también en otras donde el aumento del uso de la lengua ha sido significativo, como en Brasil, donde 30 millones de personas, de sus 200 millones de habitantes, tienen el español como segunda lengua.

Pero el camino para convertirse en la segunda lengua franca aún es largo. Según José Luis García, los gobiernos de habla hispana tendrán que tomar decisiones políticas conjuntas para subirle el estatus ante organizaciones internacionales como Naciones Unidas, que aún no la reconoce como una lengua de trabajo efectiva.

“Otro de los puntos donde se requiere reivindicar el español son las políticas de divulgación científica. Salvo en humanidades, las otras ramas del conocimiento se han obligado a publicar sus avances en inglés”, dice el investigador, quien trabajó con 15 expertos en el análisis del papel del español en campos del saber como las ciencias sociales y biomédicas y las humanidades.

El estudio, presentado a inicios de este año, entregó un balance bastante negativo: el papel del español es marginal en el ámbito de la producción científica. Según dice, el 97% de los más de siete millones de artículos publicados entre 2005 y 2010 en la base de datos SCI, que indexa 8.300 revistas especializadas de 150 disciplinas científicas, está en inglés. El alemán es el segundo idioma, con un porcentaje inferior al 1%. Y el español aparece como quinta lengua, con un ínfimo 0,24% de las publicaciones.

“El fomento del uso del español en el ámbito científico no debe pasar nunca por tratar de cuestionar la hegemonía del inglés. No es que sea una batalla perdida, es que es una batalla estúpida. Hay que caminar hacia un bilingüismo. Que los investigadores publiquen en ambos idiomas”, concluyó en su momento Juan Carlos Jiménez, profesor de economía aplicada de la Universidad de Alcalá de Henares (España), miembro del equipo de investigación.