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TV Gallega: "Somos el medio más
potente de normalización
lingüística"

24/03/2013

EFELa directora de la TVG, Rosa Vilas, señala que «conseguimos ser el medio más potente de normalización lingüística» y que con 40 millones de euros menos de presupuesto, la televisión gallega registra unos niveles de audiencia «de los que podemos sentirnos razonablemente satisfechos».Muy parejos a Telecinco en el prime time -«estamos ahí a las décimas, y en diciembre ganamos nosotros»- Vilas comenta en una entrevista con Efe que «seguir manteniendo una posición de referencia tan potente es para tener en cuenta», sobre todo después de haber hecho la transición a la TDT «sin quedarse en el camino, como otras» y de haber encajado los procesos de regularización de las situaciones laborales.«Detrás está la implicación de una empresa. Sabemos de la importancia que tenemos y queremos seguir haciendo las cosas bien, más con menos», apunta, y repara en que la TVG es «parte del ser de Galicia».Además, añade, «la televisión pública gallega ayudó a vertebrar, a que se conociesen nuestras instituciones, a acercar el interior a la costa y la costa al interior. La TVG ayudó a hacer país y lo sigue haciendo, evidentemente en otro estadío, porque la sociedad gallega no es la misma, pero sí que seguimos haciendo país, por eso estamos aquí».Vilas manifiesta que «cuando no estamos en algún sitio, la gente se queja, nos echa de menos» y subraya que si hay algo «incontestable» es que la TVG es líder en informativos y en entretenimiento suele serlo, y aunque en este caso dependa del día, «también la gente pone la TVG para su ocio», recalca su directora.«Estamos en un momento en el que la gente está dándolo todo para poder aportar cada vez más a la cadena», asegura, y hace una enarbolada defensa de los profesionales con los que cuenta la TVG en todas las escalas: «Todos están implicados, sin ellos sería imposible. Esto es gracias al esfuerzo, la dedicación, el trabajo y la ilusión de todo el mundo que trabaja aquí».De las críticas a la supuesta parcialidad de la televisión pública planteadas con carácter repetitivo por los grupos de la oposición en el Parlamento y por el comité de empresa, Vilas insiste en que no solamente es un debate «viejo, obsoleto y decimonónico» sino que «a veces también hay determinados intereses detrás de estas acusaciones que yo creo que no están medidos. En ocasiones pueden hacer más daño del que se piensa».Rosa Vilas ve en el premiado Xabarín una «marca de la casa que tiene un valor tremendo. Somos conscientes de que es una marca potente y estamos tratando de diversificar y de rentabilizarla aún más y, al mismo tiempo, tener más presencia en el target infantil-juvenil. Somos el único garante de que los niños puedan ver dibujos en nuestra lengua. Que puedan entrar en un lugar que no sea Disney Channel».Asimismo, ha avanzado que «se están explorando otros productos bajo la marca Xabarín que no sean exclusivamente audiovisuales».La crisis económica obliga a agudizar el ingenio, apostilla, y hace ver Rosa Vilas que «tenemos muchísimo talento en este país»: «aumentamos la producción propia muchísimo, vamos a continuar incrementándola y seguimos siendo el motor del audiovisual, esa frase tan hecha, pero efectivamente estamos trabajando con un sector que lo está pasando mal. También ellos están haciendo una transformación o reconversión para poder ofertar productos con calidad y con menos coste».Vilas, que destila humildad, sigue sintiéndose como «una más», «yo sigo considerándome de plantilla, parte de esta casa, ante todo soy periodista de la TVG, yo sé que mi puesto de trabajo está ahí abajo».Asumió el cargo en su momento «con muchísima responsabilidad» y con una máxima, «hacerlo lo mejor que pueda, y que sepa, con una implicación total y absoluta dedicación. Incluso mis detractores algo que no me pueden achacar es mi falta de implicación y de trabajo en cualquiera de los proyectos en los que esté. Por eso no va a quedar. Podré equivocarme, hacerlo mejor o peor, pero no va a haber falta de trabajo ni de implicación», puntualiza.La conciliación de la vida familiar y laboral se resiente en su caso. «Lo reconozco, no lo llevo nada bien, lo llevo fatal. Y me encantaría hacerlo bien. Trabajo para mejorar determinados aspectos, gestionar mejor mi tiempo... pero sin ayuda de mi marido sería imposible».«Yo no existo en casa», ironiza, y cuenta que cuando siempre procura estar es a la hora de la cena, para «coincidir y poder hablar un rato sin televisión», enfatiza, «dedicarle un tiempo al diálogo, a saber cómo nos fue el día a día a cada uno de nosotros, a comunicarnos en definitiva. Uno de mis hijos empieza ahora la adolescencia, razón de más para comunicarnos. Y el de nueve años también...», bromea.Con redes sociales, tablets, ipad... asegura que «cada vez hay que estar más pendiente» de ellos. «Procuro tener un horario, no estar más tiempo fuera del que debería. Me gusta estar en mi casa, sobre todo lo que digo, a la hora de cenar, aunque luego me ponga a leer informes o a despachar cosas, pero estando en casa», concluye.