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Gelman: "Para ser insurgente, la palabra
tiene que tocar el corazón"

26/12/2012

Carmen Sigüenza, EFEEl poeta Juan Gelman, de 82 años, reunió este año toda su poesía en un solo volumen. Veintinueve libros, que van desde su primer poemario Violín y otras cuestiones hasta El emperrado corazón amora, de 2010. Miles de palabras como símbolo de supervivencia y de resistencia. Un libro de más de 1.300 páginas, con el título de Poesía reunida, publicado por Seix Barral, que está alimentado por una larga vivencia y memoria, el conocimiento del dolor, la dictadura, el exilio o el amor, pero sin furia o palabra utilitaria o social, porque, en opinión de Gelman (Buenos Aires, 1930), «la palabra es insurgente solo cuando toca el corazón». «La palabra es una forma de resistencia por el mero hecho de existir, y, ahora que estamos en una época terrible, se podría correr el peligro de que ocurriera como pasó en América Latina o cuando triunfó la revolución en Cuba, cuando, en ocasiones, la palabra se convirtió en panfleto», explica el poeta en una entrevista telefónica. En este sentido, Gelman, afincado en México desde hace años, reconoce que está de acuerdo con Paul Éluard, quien cuando estalló la guerra de Corea en 1950 y los poetas comunistas franceses le preguntaron porque no había escrito protestando, él contesto que solo se podía escribir cuando las circunstancias externas coincidían con las del corazón. Sabemos, Juan Gelman, premio Cervantes, Reina Sofía de Poesía, entre otros muchos galardones, ha conocido de cerca el dolor, con una vida laberíntica, especialmente bajo las garras de la dictadura, con su exilio, la desaparición de su hijo y su nuera embarazada. Hace pocos años recuperó a su nieta. Pero ese dolor siempre lo convirtió en ternura. «Se suele ser revolucionario en el modo de la rabia: Juan Gelman lo es sobre todo en el modo de la ternura», dice Jorge Riechamn del autor de Gotán o Cólera buey. Una vida muy creativa y prolífica la de Gelman. Una vida con una gran obra gracias a esa sensación de insatisfacción que dice que le persigue. «Creo que es la insatisfacción —aclara— la que me sigue haciendo escribir, porque sigo persiguiendo a la 'señora' (la poesía) porque no logro alcanzarla ni por la cola», asegura con humor este escritor que ha estrujado el lenguaje llevando la palabra poética hasta las cuerdas. Ha volteado el lenguaje creando neologismos y «verbalizado» sustantivos. Todo ello para ampliar la posibilidad del lector, aunque añade que «los límites de la lengua no son visibles pero existen». Poesía reunida, de Gelman, que no es su último trabajo porque el autor acaba de terminar un poemario bajo el título Hoy, incluye el prólogo que escribió Julio Cortázar en 1981. Queda así toda una vida abrochada en estas cientos de páginas que a su autor le provocan una cierta insatisfacción. «Uno se mueve todo el tiempo y se siente en otro punto cada vez. Ahora miras y ves que lo que hiciste años atrás no refleja este momento, aunque también hay que decir que uno escribe siempre lo mismo pero de manera diferente». «La definición de Sor Juana Inés de la Cruz es muy acertada. Ella habla de una continua espiral sujeta al viento de los tiempos; y en realidad, uno escribe sobre pocas cosas, que son obsesiones, y que a medida que pasa el tiempo se van viendo desde otro lugar de la espiral y eso exige nuevos modos de expresión», recalca. El escritor y periodista sostiene que la poesía es autobiográfica: «todo lo que uno vive se incorpora, pero como decía Proust, el que escribe es un desconocido que tenemos al fondo, y la experiencia de la vida despierta la imaginación y esa imaginación explora y busca su expresión». «La hora más feliz es cuando vivencia, imaginación y expresión se unen en un solo y apretado nudo. Esa es la experiencia más feliz». Lo dice Gelman.